Nunca lo ha ocultado. Al menos en sus películas. Parece ser que algunas de las cuestiones que el cineasta manchego Pedro Almodóvar ha reflejado en el cine con respecto a los abusos de menores por parte de sacerdotes, como en La mala educación, tiene algo de autobiográfico.

Así lo ha contado el director en una amplia entrevista para la edición italiana de Vanity Fair con motivo de la selección de su última película, Dolor y gloria, para la sección oficial del próximo Festival de Cannes.

En un momento dado, Almodóvar se muestra rotundo. "Fue una experiencia atroz. En el colegio hubo muchos abusos, especialmente entre los más pequeños. Yo tenía 10 años y pasaba con mis compañeros las 24 horas del día. En el dormitorio, por la noche, nos contábamos nuestras vivencias", comienza su relato.

El ganador del Oscar recuerda "al menos a veinte niños" que vivían con él y que sufrieron abusos. "También lo intentaron conmigo, pero siempre logré escapar. Había un sacerdote que siempre me daba la mano en el patio para que se la besara. Nunca besé esa mano. Huía. Siempre huía y bajo pórtico del claustro, cuando estaba solo, no caminaba, sino que corría. Teníamos miedo", denuncia Almodóvar.

Al director de obras maestras como Hable con ella o Todo sobre mi madre le molestó, además, la solución de la Iglesia: "Los rumores de estos abusos habían traspasado las paredes del colegio y los casos eran tan concretos y numerosos que la dirección de los salesianos no podía hacer otra cosa más que intervenir. ¿Y cómo intervinieron? Cambiaron a los sacerdotes de colegio y los enviaron a un internado para adolescentes".

"No hubo castigo. Se cubren entre sí. Lo hicieron y siguen haciéndolo", arremete contra la Iglesia el director, que desvela un instante de su vida en el que habló de estos abusos con un cura durante una confesión y el cura le pidió "comprensión" y le dijo "que no hablara con nadie de ello". "Pero, ¿cómo entiendes a un adulto que se comporta así?", se pregunta.

Pedro Almodóvar, que no tiene reparos en admitir durante la entrevista que ha necesitado a Dios cuando ha tenido dudas existenciales, como no lo tuvo en hablar sobre las drogas hace unas semanas, tiene al Vaticano y a Francisco I igualmente en su punto de mira.

"No sé si el Papa está llevando a cabo una revolución o si no está haciendo nada. Lo que sí sé es que no está haciendo lo suficiente. No solo contra el abuso, sino también con todo lo que tiene que ver con la sexualidad de los sacerdotes", opina el director de La ley del deseo o Mujeres al borde de un ataque de nervios.

"Al Papa nunca se le ha ocurrido pensar que los hombres y las mujeres son seres humanos y que tienen deseos que no se pueden cortar como la rama de un árbol. Estoy seguro de que si se permitiera una despedida de soltero, desaparecerían el 90 por ciento de los abusos", argumenta el cineasta sobre la falta de sexualidad en la institución religiosa.

Por último, el manchego, que ha cosechado un gran éxito en España con su última cinta, no ha dudado en echar otra bronca a la Iglesia por el papel de la mujer. "Y lo mismo ocurre con el papel de las mujeres que no pueden decir misa ni dar comunión. En un momento histórico en el que el feminismo asoma la cabeza, la Iglesia continúa considerando a la mujer como un ser inferior sin ningún derecho", ha sido sus palabras.