Irene, la murciana que investiga el cáncer en el Instituto Curie de París y no puede trabajar en España

  • Su experiencia en uno de los centros más prestigiosos del mundo computa cero para optar a una plaza en casa.
Irene Jiménez, doctora en Medicina e investigadora en el Instituto Curie de París.
Irene Jiménez, doctora en Medicina e investigadora en el Instituto Curie de París.
CEDIDA
Irene Jiménez, doctora en Medicina e investigadora en el Instituto Curie de París.

Irene Jiménez es una murciana de 36 años que trabaja en el Instituto Curie de París, uno de los centros de investigación contra el cáncer más prestigiosos del planeta. Doctora en Medicina y pediatra especializada con un máster en Oncología por la Universidad de París-Sur, quiere volver a su casa, a Murcia. Pero no puede: su experiencia laboral e investigadora no le sirve para nada en el sistema sanitario y sus logros profesionales computan cero para entrar en la bolsa de trabajo del Sistema Murciano de Salud.

"Estudié Medicina en la Universidad de Murcia y me especialicé en pediatría y en oncología infantil", explica a 20minutos Jiménez. "Como hablaba francés, me decidí a hacer una estancia en París. Estando allí, en 2011, me enteré que el Instituto Curie buscaba un pediatra joven. Hice una entrevista, por probar, y me cogieron, fue toda una sorpresa", afirma. El Instituto Curie, fundado en 1920, es una de las instituciones punteras en el mundo. De él han salido cinco premios Nobel.

La idea original de Irene era pasar dos años en Francia y luego regresar a su tierra, para optar a una plaza en la Unidad de Oncología Infantil del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, el principal de la Región de Murcia. Pero lo que era una estancia de dos años va ya por el octavo. "La plaza en Murcia no salía y aquí me pedían que me quedara, me proponían proyectos interesantes, como cuando en 2015 me incorporé a la Unidad de Ensayos Clínicos", explica la doctora. "Trabajar aquí me permite trabajar con gente de todo el mundo, investigadores de Londres, Milán, Berlín, Estados Unidos... mientras, en Murcia sigue sin salir nada".

Desde 2017, Irene se ha pasado a la investigación. "Estuve formándome en investigación de laboratorio, porque aquí hay buena financiación y becas para médicos", explica. Ha hecho estudios sobre el tumor pediátrico de riñón, publicando un artículo en el International Journal of Cancer sobre la posibilidad de diagnosticar este tipo de cáncer con un análisis de sangre. Ahora trabaja sobre el neuroblastoma, un tipo de cáncer muy agresivo, y sobre el desarrollo de nuevas combinaciones de tratamientos para combatirlo.

Pero este impresionante currículum y la enorme experiencia de Irene no vale para poder volver a casa con su pareja y sus dos hijas, nacidas en París: "El acceso es por puntos en la bolsa de trabajo y nada de lo que tengo cuenta. Estoy al final de la bolsa, con gente que tiene recién hecha la especialidad", dice. "Yo no quiero un puente de oro, no quiero ni más ni menos que los demás", dice, al tiempo que se queja de que al final, el acceso el empleo público es endogámico: "El que ha hecho guardias en la puerta de Urgencias tiene más puntos", pone como ejemplo. "Se retroalimenta el sistema", enfatiza Jiménez.

Sanidad privada

Una de las cuestiones es que ella trabaja en un centro privado, aunque está financiado por el estado francés (de hecho, los pacientes del Instituto Curie no pagan), pero a efectos burocráticos, está en sector privado y eso para el sistema público de salud español "vale cero puntos". "Si trabajara en el Monte Sinaí (de Nueva York), el mejor hospital del mundo, no tendría puntos tampoco", afirma. Y además, en España, el sistema privado "ni está bien visto ni está desarrollado", lamenta.

Irene Jiménez sabe que regresando a Murcia perdería dinero "y no podría hacer investigación. Tendría que hacer renuncias, aunque a nivel asistencial, el nivel (en la Arrixaca) es muy bueno", si bien recuerda que en España "no se apuesta por la investigación". Pese a ello, no renuncia a su sueño: "Quiero volver para estar en mi casa y para dar lo que he aprendido a la gente que me formó. Me siento en deuda con lo que he aprendido, con el sistema público de salud que me ha formado, con el dinero que se ha invertido en mí", dice. Cree que haber estado en el extranjero es un valor añadido: "Da una visión distinta, da riqueza, los contactos que he hecho, los congresos internacionales a los que he asistido...", enumera.

Sobre el futuro de la lucha contra el cáncer infantil, Irene Jiménez se muestra optimista: "El 80% de los pacientes se curan, aunque es muy heterogéneo. Por ejemplo, los neuroblastomas, el tipo de cáncer que investigo ahora, tiene un pronóstico grave", si bien cree que los fármacos modernos, los llamados 'fármacos diana', "los esfuerzos actuales en investigación y los estudios colaborativos" harán aumentar aún más la superviviencia de los pacientes. Ella seguirá trabajando en esta dirección en París, aun con la ilusión de, algún día, volver a su soleada Murcia.

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