Este jueves, la parroquia de San Carlos Borromeo en el barrio madrileño de Entrevías (Vallecas) publicaba una nota en su página web anunciando la cancelación de la proyección del documental 'Gaza: Una mirada a los ojos de la barbarie", prevista para el viernes, por "orden del Cardenal de Madrid".

En dicha nota, la parroquia subraya que el valor cultural de este documental "está avalado por ser nominado a los premios Goya", y se posicionan a favor de "la libertad de expresión" y "la necesidad de escuchar todas las opiniones, incluidas las de aquellas personas que no piensan como nosotras"; pese a ello, dicen, acatarán la decisión para "garantizar el bienestar de las personas que actualmente se encuentran acogidas por este centro pastoral" y evitar "cualquier perjuicio ante las amenazas que se han ido vertiendo estos días".

El Arzobispado de Madrid, encabezado por el cardenal Carlos Osoro, ha rechazado ofrecer su versión a este medio, limitándose a señalar que "efectivamente, el Arzobispado ha pedido al centro pastoral San Carlos Borromeo que no se proyecte el documental. Pero no vamos a hacer más valoraciones".

Por su parte, Javier Baeza, Capellán de San Carlos Borromeo, ha explicado a 20 Minutos que, más que una petición, el Arzobispado les ha "conminado severamente" a "cesar inmediatamente" la proyección del cortometraje, amenazando al centro con aplicarles "las consecuencias canónicas" correspondientes si no desistían.

A este respecto, Baeza explica que desde el Arzobispado han aducido que la proyección había causado "mucho revuelo", y que algunas personas podían encontrarlo "un poco parcial". Según el cura, incluso, la Archidiócesis afirma haber recibido "muchísima presión" por parte de la comunidad judía de Madrid, "económicamente poderosa", ante lo que se muestra sorprendido.

Javier Baeza se lamenta ante lo que califica como un acto de "censura execrable", pese a lo cual explica que desde el Centro Pastoral han decidido aceptar y cancelar la proyección para evitar que las consecuencias recaigan en aquellos que se benefician de la obra social de la parroquia, especialmente las de origen palestino. Esta preocupación se acentúa ante las amenazas que, según el párroco, reciben por redes sociales como Twitter.