Los flujos migratorios han disparado el control sobre las fronteras, pero este se puede realizar de varias formas. En el caso de la línea fronteriza de Ceuta y Melilla, el Gobierno español ha optado por las llamadas concertinas, unas alambradas que ahora el ministro del Interior, Grande Marlaska, pretende retirar.

Es un método criticado por ONG y que ha sido objeto de debate entre diferentes organismos internacionales. En España, en función de quién ostentaba el poder, la posición fue diferente, pero quedan una serie de incógnitas por resolver:

Las concertinas también se conocen como mallas 'antitrepa' y son un elemento que busca disuadir, en el caso de Ceuta y Melilla, a los inmigrantes que pretenden cruzar la frontera hacia la península. Es un tipo de alambre de púa o alambre de cuchillas fabricado para ser desplegado en forma de armazón.

Tienen similitudes con el alambre de espino y se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial por su facilidad para instalarse en cualquier zona del campo de batalla, al poder enrroscarse en grandes bloques.

Aquí hay una actuación prácticamente calcada de los dos grandes partidos políticos. Las concertinas fueron instaladas por primera vez en 2005 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Él mismo las retiró de una parte de Melilla en 2007. Fueron recuperadas por Rajoy en 2013 con la idea de controlar el salto "masivo" a la valla, según explicó el Ejecutivo. No las instala solamente en la parte superior, sino en otros puntos.

En 2014, el entonces ministro Jorge Fernández Díaz explicó que las concertinas eran una medida "no agresiva", de efecto disuasorio y que solo provocaba heridas "superficiales".

Una empresa de Málaga trabaja con las concertinas que se están usando para evitar el paso de inmigrantes y refugiados. Los responsables de la empresa aseguran que son solo disuasorias y que, salvo avalancha, no pueden producir cortes, ni heridas. Además explican que las venden habitualmente para otros usos, como centros penitenciarios y centrales nucleares.

Desde otra de las empresas que fabrican este material se asegura que el efecto que producen es "similar a un picotazo". "Depende de la agresividad de la persona. Si te pinchas y te pones agresivo y tiras de la mano, claro, te rajas", concluyen.

El metal de las concertinas provoca cortes, desgarros y pérdida de sangre. Hace cuatro años, 20minutos presenció el caso de un joven afectado por las consecuencias que acarrea este material. Puede llegar provocar la pérdida de movilidad y de fuerza en la zona del cuerpo dañada.

Es más, los médicos son incluso más drásticos: pueden llegar a provocar la muerte. De hecho, en el año 2009 la autopsia a un inmigrante determinó que había fallecido al seccionarse una arteria con el metar de la valla.

Sí. Sánchez prometió que las eliminaría si llegaba a la Moncloa. Anunció la medida en 2014 y la incluyó también en su programa electoral. La mantuvo también para los comicios de 2016. El PSOE reconoce "el derecho de asilo y refugio, asegurando la efectiva protección internacional de aquellas personas que lo necesiten, retirando las concertinas de nuestras fronteras y rechazando las devoluciones en caliente".

Las ONG ven con buenos ojos la decisión de retirarlas. Creen importante que el nuevo Ejecutivo considere prioritario retirar concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla, pero aseguran que no se debe quedar ahí. "Esperamos que haga lo mismo frenando las devoluciones en caliente", comentan desde CEAR tras conocer la intención de Grande Marlaska.

Por su parte, Red de Inmigración considera que "es un paso imprescindible al que pedimos la máxima celeridad".

En 2014, la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, cuestionó su efectividad, pero el ministro rechazó retirarlas.