La medida forma parte de una nueva legislación aprobada por el Ayuntamiento de la capital italiana, que establece una serie de normas que deberán cumplir las famosas botticelle –como se les llama tradicionalmente en la ciudad–, entre las que destaca no ensuciar la ciudad.  De esta forma, los propietarios deberán dotar a sus animales de estas bragas especiales para que no manchen con sus excrementos la ciudad durante el paseo o mientras esperan clientes en los puntos turísticos.