El médico desaparecido en Madrid habría muerto por 'popper', la droga del sexo

Imagen la calle de Alcalá donde fue hallado en un piso el cuerpo del médico residente Pablo Escribano.
Imagen la calle de Alcalá donde fue hallado en un piso el cuerpo del médico residente Pablo Escribano.
GOOGLE MAPS / GUARDIA CIVIL
Imagen la calle de Alcalá donde fue hallado en un piso el cuerpo del médico residente Pablo Escribano.

Pablo Escribano Taioli, el médico residente del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares cuyo cuerpo fue hallado este viernes junto al de otro hombre en un piso de Alcalá, pudo haber muerto con toda probabilidad por sobredosis de drogas, a la espera de que lo confirme la autopsia. Concretamente, todo apunta a que la droga utilizada era popper, según recoge el diario ABC.

El popper es una droga muy conocida, especialmente en el entorno homosexual, que se inhala y tiene un efecto vasodilatador que incrementa el placer sexual.

Junto al cuerpo de Pablo Escribano se hallaba el de otro hombre, de unos 40 años, que según ABC, que cita a fuentes policiales, sería José Antonio Barba Pérez, dueño del piso en el que se encontraban y auxiliar de enfermería en el Área de Rehabilitación del mismo hospital en el que trabajaba Escribano.

Los agentes encontraron en torno a las 15.15 h de este viernes sus cuerpos, cada uno en una habitación sobre la cama, sin signos de violencia. La casa tampoco esta forzada ni revuelta y se desconoce cuánto tiempo llevaban fallecidos. Al parecer, fue un amigo del enfermero quien avisó a la Policía Local tras ver la foto de Pablo Escribano en las redes sociales, donde se pedía la colaboración ciudadana.

Pablo Escribano, de 29 años, compartía un piso junto a otras dos chicas en la zona de Avenida de América, donde se le perdió la pista el pasado martes 1 de mayo cuando dejó las maletas tras pasar unos días de vacaciones en Canarias. Desde entonces no volvió a contactar con su familia, que denunció su desaparición y pidió ayuda a través de las redes sociales para encontrarle.

Según fuentes de su entorno, llevaba una vida completamente normal y tenía planes de futuro. "La vida le sonreía y estaba lleno de planes", asegura su hermana Ángela en declaraciones al diario ABC. El próximo 20 de mayo habría terminado la residencia después de cuatro años y se incorporaría al mercado laboral.

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