Ana de Miguel, filósofa: "El 8M sirvió para involucrar a la sociedad, pero temo que el término feminismo se banalice"

Manifestantes ocupan la Gran Vía de Madrid el pasado 8 de marzo de 2018.
Manifestantes ocupan la Gran Vía de Madrid el pasado 8 de marzo de 2018.
JORGE PARÍS
Manifestantes ocupan la Gran Vía de Madrid el pasado 8 de marzo de 2018.

Un mes después de la movilización feminista del 8 de marzo, la doctora en Filosofía y profesora de Historia de la Teoría Feminista Ana de Miguel sigue sintiendo una "enorme alegría" por el reciente contagio social de feminismo. Sin embargo, la experta alerta del riesgo de que el  movimiento se convierta "en un fenómeno de moda" y reconoce que tiene "la prevención de que se banalice el término de feminismo y el profundo contenido de cambio social que implica luchar por una sociedad igualitaria".

"El 8M para mi fue algo que surgió en la movilización del Tren de la Libertad (protesta masiva ante el intento de reforma de la ley del aborto por Alberto Ruiz Gallardón, entonces ministro de Justicia). Pero para mí que llevo en feminismo desde los 18 años, lo que ha ocurrido es que hemos pasado de ser una minoría muy activa, como son todas las que acaban cambiando el mundo, a ser un fenómeno social", apunta.

Cuatro semanas después, cree Ana de Miguel que el contagio social no ha llegado a la política, y pone como ejemplo que el Gobierno no haya dotado economicamente al Pacto de Estado contra la violencia machista como se había comprometido, al consignar solo 80 de los 200 millones previstos en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado. "Ahora que los problemas de las mujeres se consideran ya de la sociedad, y de la humanidad, tenemos que usar nuestro dinero para políticas de Igualdad", reclama.

"Creo que no podemos estancarnos en condenar la desigualdad insostenible, y eso que considero que ése ha sido el gran avance de estos treinta años, el haber conseguido involucrar a la sociedad en la idea de que las mujeres vivimos una situación injusta. En eso ha tomado conciencia la sociedad, pero una cosa es condenar y otra conocer. Si solo condenamos, pero no transformamos nada da la impresión de que se atiende a la situación sin transformar sus causas", advierte.

Ana de Miguel cree, sin embargo, que habrá que esperar un poco más para apreciar los ecos de tan masiva movilización, con manifestaciones en toda España, y de la primera huelga feminista de la historia de España. Su deseo sería que la sociedad española a partir de ahora dejara de condenar y pasara a transformarse. Si de ella dependiera, buscaría la transformación en la calidad del empleo de las mujeres, especialmente de las más jóvenes. "El trabajo da la seguridad, la autonomía, y luego con la suficiente autonomía económica ya puedes transformar el resto de tu vida".

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