Juana Rivas: "(Entregué a los niños) porque no quiero perder la patria potestad y quiero luchar hasta el final por ellos"

Juana Rivas, durante la entrevista en el programa de Ana Rosa Quintana.
Juana Rivas, durante la entrevista en el programa de Ana Rosa Quintana.
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Juana Rivas, durante la entrevista en el programa de Ana Rosa Quintana.

Juana Rivas ha denunciado que su expareja, Francesco Arcuri, le cuelga el teléfono cuando llama para hablar con sus hijos. "No querrá que se derrumben y me digan: ven a por nosotros", ha explicado en una entrevista, la primera en televisión, con Ana Rosa Quintana.

Rivas ha asegurado que su expareja le maltrató psicologicamente y físicamente durante su estancia en Italia. Ha explicado varios episodios de malos tratos, entre ellos uno, el más grave, a su juicio, cuando después de una salida nocturna por una fiesta de la luna llena, "al abrir la puerta (de casa) me coge del pelo, me tumba en el sillón y me está estrangulando. Y al final no puedo respirar, me había hecho mis necesidades encima y me dijo que no me preocupara, que no me iba a matar, que me quedaba mucho por sufrir".

En su relato, la madre granadina explica que sus hijos también vivieron episodios de violencia. Delante de ellos "me lanzó contra un azulejo" porque, supuestamente, "le provocaba" al poner alimentos que no eran de su agrado en la comida, como el pimiento en la paella. La mujer, que se escondió durante un mes para no entregar a los niños a su padre cuando el juzgado se lo exigió, ha asegurado que intentaron terapia de pareja, con una amiga de su expareja, Francesco Arcuri, y ella les derivó a un psicólogo.

Juana Rivas ha asegurado que no denunció los malos tratos en Italia porque le habían advertido de que le iban a "poner de loca". Cuenta que personas cercanas le señalaban como ejemplo a una mujer en la isla de Carloforte a la que tachaban de "loca" por haber denunciado a su pareja.

Asimismo, y respecto a las últimas horas previas a la entrega de sus menores, ha explicado que su hijo mayor escribió una carta en la que pedía que le escuchara alguien. En la entrevista, ha lamentado que nadie la haya escuchado, ni siquiera la juez que este martes le citó por delito de desobediencia y sustracción de menores. Rivas compareció el martes ante los juzgados de Granada y se declaró "inocente" del delito de sustracción de menores, alegando que su intención solo era "proteger" a los niños. En el juzgado solicitó que se le permita poder hablar con sus hijos por videoconferencia.

Por su parte, ella ya ha pedido a la Guardia Civil que medie para que pueda hablar con sus hijos. "Quiero hablarles tranquila, porque ha sido muy trágica la despedida".

Rivas ha confesado que decidió entregar a los niños finalmente, 26 días después de estar escondida, "porque yo no quiero perder la patria potestad de mis hijos, yo quiero luchar hasta el final por ellos". La mujer todavía tiene pendiente, además de su caso por sustracción y desobediencia, la vista en Italia por la custodia de los menores y una denuncia por malos tratos, presentada en 2016 en España.

No quiere una custodia compartida

"La justicia es injusta y yo me lo tengo que comer con mis hijos", ha lamentado, afirmando que su expareja "tiene mucho dinero" y ha hecho los trámites judiciales "muy rápido" mientras la denuncia que ella puso por malos tratos se ha tirado "un año en un cajón para ser traducida y mandarla a Italia".

Sobre el futuro que le espera ha dicho no querer volver "de ninguna manera a Italia, quiero pedir a las autoridades competentes que no me manden, que se hagan cargo aquí. Ya no tengo fuerzas para seguir allí. Es un terror vivir en un pequeña isla (...) en una custodia compartida para que me siga manejando a sus anchas. Sería un mal ejemplo para mis hijos", ha sostenido Rivas.

"Que la ley española sepa que yo soy una lagartija y este hombre es un dragón, y yo el miedo que tengo es que se los coge allí --a los niños-- y de allí no salgo del maltrato en vida", ha llegado a afirmar durante la entrevista

Por eso, todavía dice que espera de la Justicia "que me apoyen y que nos dejen tener un futuro, mandarnos allí (a Italia) es no tener un futuro aquí", ha insistido.A la pregunta de dónde se ve en un año, ha contestado que "aquí con mis hijos".

Señales del maltrato desde el noviazgo

Según el relato de esta madre granadina, los celos y las situaciones de abuso comenzaron en pleno noviazgo, cuando la pareja se conoció en Londres. La primera vez que lo sintió fue cuando iba a dejarle un mes de agosto para veranear en España. Se descubrió embarazada de su hijo y él le pidió perdón y se instaló en Granada, donde ella asegura que no le permitía ver a sus amigos y a la familia. Rivas ha contado cómo una amiga le vio el efecto de golpes en la cara y la cabeza y le pidió que acudiera a un médico, lo que terminó en la condena judicial de Francesco Arcuri por violencia doméstica.

Pese a la orden de alejamiento, Rivas recibió de Arcuri varias cartas de amor y de petición de perdón, en las que presuntamente él reconoce no saber por qué se comporta mal con ella. En ese momento ella tiene la custodia de su hijo el mayor. En unas vacaciones, Rivas denuncia que el padre no le devuelve al pequeño. Tenía un permiso para dos meses y se lo quedó desde mayo a octubre, sin que ella pudiera evitarlo pese a que pidió ayuda a la Justicia. Con todo, la mujer decide volver a dar otra oportunidad a la relación, porque él le promete que irán despacio y le ofrece participar de su negocio de agroturismo en la isla de Carloforte. Allí se quedó de nuevo embarazada.

Los episodios de celos y de insultos e incluso de palizas no cesan, según ha testimoniado. Y en el verano de 2016 es cuando decide volver a España, para quedarse. A la pregunta de la periodista de por qué tardó dos meses y medio en interponer la denuncia de malos tratos, Rivas afirmó haberlo hecho cuando se sintió preparada, pero ha apuntado que reclamó asistencia como víctima de violencia de género a los pocos días de llegar, el 9 de junio de 2016.

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