Cinco son los personajes de acción que Scarlett Johansson ha interpretado hasta el momento. Más allá de ser uno de los mayores y más duraderos sex-symbols del cine de este siglo XXI, y elegida como la mujer más sexy del planeta en dos ocasiones, en 2006 y 2013; o de lo que aconsejaría su apenas metro y sesenta y tres centímetros de altura, se está convirtiendo en un icono del tipo que los norteamericanos denominan con desparpajo kick-ass ("patear traseros").

Una heroína del cine de acción que se ha ido consolidando precisamente en los últimos cinco años, desde que se fundó el traje de la Viuda Negra en Los Vengadores (2012), aunque su primera aparición con el personaje fuera en Iron Man 2 (2010). La más reciente versión de la Scarlett Johansson más guerrera la tenemos interpretando a la cíborg Motoko Kusanagi en la adaptación de Ghost in the Shell: El alma de la máquina. Y entre medias, Luc Besson, uno de los directores y productores más espabilados en esto de las producciones de acción, y ciencia-ficción, que le brindó uno de sus mayores éxitos con Lucy (2014), una chica normal y corriente que se transformaba en sobrehumana después que su cerebro lograra aprovechar el cien por cien de sus capacidades a causa de la ingesta, accidental, de una nueva droga.

Lucy probablemente hubiera pasado sin pena ni gloria por las taquillas de no ser por la presencia protagonista de la actriz y modelo afianzada en su status de estrella mundial. "Encontrar un propósito en el personaje que estás interpretando, esta es la clave. Siempre busco un propósito que sea opuesto o complementario a lo que pueda hacer el personaje de acción en sí mismo", aseguraba en una entrevista en The Huffington Post en 2014. Una Scarlett Johansson heroína del cine de acción más allá de lo que aconsejaban sus inicios. Con 20 años protagonizó, junto con Ewan McGregor, la superproducción La isla (2005) dirigida por el casi infalible Michael Bay, y que, pese a todo, pinchó en taquilla.

Otra propuesta que pasó con más pena que gloria fue The Spirit (2008), dirigida por Frank Miller, cuya estética de cómic buscaba recrear, sin fortuna alguna, el éxito que pocos años antes había logrado Sin City (2005). Solo unos datos, La isla costó 126 millones de dólares —unos 117 millones en euros— y apenas recaudó 36 en Estados Unidos más 90 más en el resto del mundo. The Spirit tuvo un presupuesto de 60 millones y solo obtuvo 39 en las pantallas.

En cambio, ahora el rango de Scarlett se cotiza igual o más que el que consiguió Angelina Jolie como Lara Croft —la oscarizada Alice Vikander será su sucesora en la nueva saga basada en el famoso personaje de los videojuegos—, o en títulos como Wanted. Se busca (2008) y Salt (2008). Un rol cada vez de mayor importancia en Hollywood, aunque sea un factor vinculado directamente a su recaudación en taquilla. Jennifer Lawrence resultó un acierto en la saga Los juegos del hambre, Charlize Theron asombró como guerrera del autopista en Mad Max: Furia en la carretera, Milla Jovovich es imprescindible en Resident Evil, y las nuevas entregas de Star Wars bajo el sello de Disney están marcadas por mujeres en los papeles fuertes, Daisy Ridley como Rey en Star Wars: El despertar de la fuerza y Felicity Jones como Jyn Erso en Rogue One.

Quien lo diría de esa muchacha de aspecto angelical y rubio —su color de pelo natural es el castaño claro— que empezó a llamar la atención con 13 años en El hombre que susurraba a los caballos (1998), dirigida y protagonizada por Robert Redford. Ghost in the Shell puede ser su particular saga Matrix, y con la Viuda Negra, aún esperando luz verde para una película propia por parte de Disney, presagian una robusta carrera como auténtica kick-ass, y siempre que alguno de los guionistas o directores no decida que en alguna de sus escenas haya cucarachas, su gran fobia desde que pequeña se despertó con una de ellas paseándose por su cara.

Sin embargo, la película de Redford era su séptimo papel en la gran pantalla. Nueve años tenía en su debut, cuando rodó Un muchacho llamado Norte, estrenada en 1994 y con Bruce Willis en el reparto. Pero fue uno de los grandes fracasos de la década. Al año siguiente participó en Causa justa con Sean Connery, y estuvo en Solo en casa 3 (1997), aunque entonces el publico no estuvo por la labor de apreciar la interpretación de aquella pequeña, sino en la de preguntarse porque ya no aparecía Macaulay Culkin en esta tercera entrega.

El gran espaldarazo para su carrera como actriz le llegaría con Lost in Translation (2003), obra de culto dirigida por Sofia Coppola, y con Bill Murray y Scarlett Johansson cuyos personajes eran dos corazones perdidos en la ciudad de Tokio — a la que ha vuelto en Ghost in the Shell—. Woody Allen no tardaría en ficharía para ser una de sus musas en Match Point (2005), Scoop (2006) y Vicky Cristina Victoria (2008), aunque en esta fue Penélope Cruz la que se llevaría las mejores atenciones, y el Oscar a la mejor actriz de reparto.

Su filme más inusual fue Under the Skin (2013), interpretaba a una alienígena que embaucaba a hombres que serían destinados a convertirse en comida para los de su especie. Inédita en nuestros cines, lo que realmente despertó furor en Internet fueron las fotos de las secuencias en las que Scarlett aparecía desnuda. Lo próximo que podremos ver de ella es la comedia Una noche fuera de control, que se estrenará en junio, cinco amigas en una despedida de soltera y un cadáver, el del stripper que habían contratado. Y quizá algún día vea cumplido uno de sus sueños cinematográficos, el de protagonizar alguna de las nuevas adaptaciones con personajes de carne y hueso que está realizando Disney. Por cierto, su largometraje de animación Disney preferido es Frozen.