Stuart Davis, artista que pintaba como improvisando jazz

  • El semiolvidado modernista estadounidense Stuart Davis (1892-1964) expresó en su arte la velocidad, la alegría y el ritmo de la década de los años veinte.
  • La Galería Nacional de Arte de Washington expone 'In Full Swing', con más de un centenar de obras de extraordinaria viveza que se adelantaron al 'pop art'.
  • Composiciones dentadas, formas complejas y una electrizante energía brotan de los cuadros de este gran optimista que no alcanzó la notoriedad que merece.
Un 'paisaje' de Stuart Davis
Un 'paisaje' de Stuart Davis
Brooklyn Museum © Estate of Stuart Davis/Licensed by VAGA, New York, NY
Un 'paisaje' de Stuart Davis

La belleza de la "experiencia óptica", como él mismo afirmaba perseguir, y el desenfreno de la década de los años veinte del siglo pasado, cuando el optimismo era la emoción dominante, son palpables en los cuadros del estadounidense Stuart Davis (1892-1964), un gran artista que pintaba con el mismo empuje rítmico que las enérgicas improvisaciones del jazz. No demasiado recordado pese a la importancia de su obra —hizo arte pop antes que nadie, representando objetos de consumo con lenguaje neopublicitario—, una gran antología recupera a un artista optimista y brillante.

Stuart Davis: In Full Swing (Stuart Davis: a pleno ritmo), hasta el 5 de marzo de 2017 en la Galería Nacional de Arte de Washington DC, agrupa más de cien obras de toda la carrera del artista, empezando por los paquetes de tabaco (Lucky Strike, 1921) o productos de limpieza (Odol, 1924) en los que mostró, con estilo cubista, dos envases de marcas estadounidenses parodiando sin cinismo el lenguaje de la cartelería publicitaria como símbolo de un país que vivía una época de velocidad, alegría y bonanza económica.

Creación política

Aunque el término pop art no sería acuñado hasta tres décadas más tarde, todas sus claves están en estas obras tempranas de Davis —inmediatez, alcance masivo, consumismo, nuevos medios de difusión, colectivización del gusto...—, hijo de artistas nacido en Filadelfia, integrante en un principio de la Escuela Ashcan neoimpresionista y convencido de que la creación ha de ser política en tanto que se debe identificar con la sociedad de la que emerge.

Nunca abandonó este postulado: si en la década de los veinte representó el frenesí y el optimismo, a partir de la Gran Depresión giró hacia un socialismo de corte suave y fue uno de los primeros en ofrecerse para llevar la pintura al pueblo mediante programas públicos.

'Voz del optimismo'

"Con una larga trayectoria que se extendió desde principios del siglo XX hasta la era de la posguerra, Stuart Davis trajo un acento particularmente estadounidense al modernismo internacional", dice el director de la galería, Earl A. Powell. La exposición conmemora una "voz única del optimismo de los EE UU", añade Bruce Gates, uno de los coordinadores de la muestra.

Las obras de Davis, visualmente complejas, movilizando colores oscuros con formas complejas y dentadas, tienen como base común la electrizante energía que despiden. El pintor, un enamorado de la pasión libre del jazz, parece estar improvisando como lo hacen los músicos del género. Otro aspecto distintivo de su método es que rara vez abordó una obra que dejase de contener referencias a piezas anteriores, logrando un sentido de continuidad personal que convierte en distintiva toda su producción.

A la altura de Calder, Hopper y O'Keeffe

Considerado, junto con Alexander Calder, Edward Hopper y Georgia O'Keeffe, uno de los cuatro grandes modernistas de los EE UU, aunque siempre colocado a la cola de la clasificación, Davis era el único de ellos que nunca había recibido la alternativa de exponer en solitario en la Galería Nacional de Arte, el principal museo público de los EE UU.

Partiendo de raíces locales como ilustrador de la vida urbana de Nueva York y con sólo una breve estancia en París (1928-1929), Davis volvió a su país con las lecciones del modernismo francés bien aprendidas. A partir de los años cuarenta, de manera intrépida y original, comenzó a jugar con la distorsión entre imagen y texto, arte de grado alto y bajo y abstracción y figuración.

Continúa influyendo

Las obras de este pintor consecuente y tenaz Davis "permanecen vitales y continúan influyendo en el arte que se está haciendo hoy", dicen los organizadores. Además de los objetos domésticos de los años veinte, la muestra contiene las cuatro llamadas pinturas revolucionarias,  los paisajes tecnológicos y murales y los diseños improvisados con combinación de formas y textos.

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