Cuando el océano Atlántico dejó de ser una frontera artística

  • La antología 'Crosscurrents' explora la interacción entre modernistas de los EE UU y Europa a partir de la 'figura colosal' de Picasso, el gran desbaratador de límites.
  • El SAAM de Washington reúne una elocuente colección de obras de 33 artistas decisivos y análogos del siglo XX de ambas orillas oceánicas.
  • Hay obras de Alexander Calder, David Hockney, Roy Lichtenstein, Georgia O'Keeffe, Joan Miró, Alex Katz, Edward Hopper, Jackson Pollock, Andy Warhol...
'Paisaje', de Roy Lichtenstein
'Paisaje', de Roy Lichtenstein
© Estate of Roy Lichtenstein
'Paisaje', de Roy Lichtenstein

El gran responsable de que un "nuevo internacionalismo" hiciera trizas las fronteras artísticas entre Europa y las Américas fue Pablo Picasso, al que podríamos imaginar sentado a horcajadas entre el pasado y el presente. Al ejercer la "destrucción total" de la pintura figurativa y los cánones académicos, el maestro español convirtió también el Océano Atlántico, que hasta el primer cuarto del siglo XX era un margen divisorio que impedía la interacción creativa, en una superficie permeable en ambas direcciones.

La sugestiva antología Crosscurrents (Afluentes) tiene el punto de partida que enuncia su coordinadora, Virginia Mecklenburg: Picasso fue la fuerza motriz de un cambio radical, "el coloso del arte moderno", la figura que desbarató todas las convenciones y empujó a los artistas al maridaje, la expansión y la permeabilidad. La exposición, con obras de 33 creadores decisivos de la segunda mitad del siglo pasado, puede verse en el Smithsonian American Art Museum de Washington (SAAM) hasta el 10 de abril de 2016.

88 obras en total

Además de exhibir 18 obras del gran inspirador Picasso —nueve pinturas, entre ellas el melancólico óleo Buste de femme nue, de 1963—, y nueve cerámicas—, en la muestra hay 70 piezas más de, entre otros, Alexander Calder, David Hockney, Roy Lichtenstein, Georgia O'Keeffe, Joan Miró, Alex Katz, Edward Hopper, Jackson Pollock y Andy Warhol. La selección pertenece a los fondos de material propio de la pinacoteca y gran parte de las obras se han visto en pocas ocasiones y nunca habían sido expuestas a la vez.

En la imponente colección de firmas —un verdadero quién es quién de lo que suele llamarse modernismo para evitar la coacción de las escuelas y los subgéneros— mandan los artistas plásticos estadounidenses, circunstancia lógica dada la política del SAAM de primar la creación local, pero no se evita la confrontación, ni la referencia constante a la influencia de los europeos, responsables en buena medida de que "en el ámbito internacional del arte moderno de hoy, las ideas e influencias no respetan fronteras".

'Giraban alrededor de ellos mismos'

En el siglo XX, los artistas "se arremolinaban, giraban alrededor de ellos mismos, se movían en círculos, miraban hacia atrás...", explica Mecklenburg. Esta "constante búsqueda" a la que poco importaban las "fronteras nacionales" y sólo prevalecía la inspiración. "Es muy gratificante ver en profundidad el resultado de estas contracorrientes en una sola exposición de tantos artistas", culmina la curator.

Además de cuadros que pertenecen sin género de duda a escuelas como el cubismo, el surrealismo, el modernismo estadounidense, el expresionismo abstracto y el pop, Crosscurrents presenta cómo la deriva y la inspiración compartida llevaron a otros creadores a "romper las reglas" y alterar no sólo los temas sino el proceso creativo: Hockney, por ejemplo, se valió de máquinas de fax y fotocopias, y David Smith de fragmentos de chatarra de metal que recogió en una planta de fabricación industrial.

Tres épocas y cinco secciones

La exposición [hay una completa galería en línea con muchas de las obras expuestas] está organizada cronológicamente en tres épocas —modernismo temprano, mitad de siglo, pop y después— y en cinco áreas temáticas. En la primera, Mito y metáfora, hay obras de Miró —Femme, de 1978— y Marsden Hartley; Naturaleza y cultura se detiene en el mundo circundante como punto de inicio para artistas como O’Keeffe —de la que se muestra una de sus espectaculares flores, Hibiscus with Plumeria, de 1939—  y Hockney.

En Las intimidades de lo íntimo, mandan creadores como Picasso —del que también puede verse el retrato que hizo en 1927 de su futura amante Marie-Therésè Walter, que tenía 17 años— y Alice Neel —con el retrato expresionista de la fotógrafa Lida Moser, pintado en 1962—, interesados ambos por la carga biográfica.

Las dos últimas secciones son Problemas y afirmaciones aparecen obras humorísticas y paródicas de Botero o Lichtenstein —Idea,de 1993, permite al artista reírse de sí mismo repitiendo los temas y estilos de sus maestros—, y Mundo material, con reflexiones sobre el mundo tangible de, entre otros, Richard Diebenkorn.


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