Una decena de óleos de Pablo Picasso, todos ellos obras destacadas y notables entre la numerosa producción artística del pintor, vendrán a vivir al madrileño Museo del Prado y compartirán la galería central de la pinacoteca con los grandes maestros admirados por el malagueño. Los diez cuadros vienen en préstamo desde el Museo de Artes de Basilea, el más importante de los públicos de Suiza.

Las obras estarán a la vista del público en la galería noble del Prado durante seis meses contados a partir del 18 de marzo de 2015. El Kuntsmuseum Basel —nombre oficial en alemán del museo suizo, situado en el centro antiguo de Basilea en un edificio del siglo XVII varias veces reformado—, cerrará temporalmente mientras culmina la construcción de una nueva ampliación frente a la sede original.

Las obras debe estar finalizadas en abril de 2016 según un diseño del joven equipo de arquitectos locales Christ & Gantenbein, que derrotaron en el concurso de proyectos a primeras figuras como Zaha Hadid, Rafael Moneo, Tadao Ando y Jean Nouvel.

Con el ajetreo de la ampliación y la necesidad de almacenar mientras tanto los tesoros artísticos del centro, los gestores del museo suizo, que alberga obras de importancia del siglo XX, producto de varias donaciones de colecciones privadas, han optado por ceder en préstamo parte de sus mejores piezas.

Es el caso de los diez cuadros de Picasso que vienen al Prado, considerados por el museo de Basilea como un "tesoro democrático", ya que fueron comprados en 1967 tras un referéndum local y una posterior cuestación popular de fondos impulsada por amigos y benefactores de la pinacoteca.

Entre las obras que albergará temporalmente el Prado destacan Les deux frères (Los dos hermanos, 1906), pintado durante el periodo rosa, un etapa especialmente feliz y equilibrada sentimentalmente en la vida del pintor; Femme au chapeau assise dans un fauteuil (Mujer con sombrero sentada en una silla, 1941–1942), una obra cubista tardía, y Vénus et l'Amour (Venus y el Amor, 1967).

Al mismo tiempo, el museo suizo cederá al Reina Sofía dos de las colecciones privadas de arte moderno más notables del país alpino. Se trata de la de Rudolf Staechelin y la de Im Obersteg.

La primera incluye obras de precursores del modernismo del siglo XIX y la segunda está centrada en el siglo XX. Fueron montadas en paralelo por dos empresarios y amigos, Staechelin (1881–1946) y Karl Im Obersteg (1883–1969), nacidos en Basilea y decididos a competir entre sí para comprobar quién componía la mejor colección.

En conjunto los dos grupos ofrecen un panorama muy completo de la pintura moderna figurativa, con obras tan notables como Le jardin de Daubigny (El jardín de Daubigny, 1890), de Vincent van Gogh; también varios Picasso, entre ellos Buveuse d’Absinthe (La bebedora de absenta, 1910) y obras de Cézanne, Gauguin, Chagall, Léger, Giacometti y Klee.