El Clínic y el Sant Joan de Déu salvan a un bebé de Cartagena con una operación pionera

  • Intervienen con éxito a un feto de 4,5 meses dentro del vientre de la madre.
  • Lograron desobstruir la laringe. Sin esta terapia el bebé no hubiera sobrevivido.
  • El médico que lo operó: "Este niño hace un año era un feto moribundo y ahora está haciendo una rueda de prensa".
Gonzalo, el bebé que sobrevivió gracias a una intervención pionera, junto a su madre, Mª José.
Gonzalo, el bebé que sobrevivió gracias a una intervención pionera, junto a su madre, Mª José.
ACN/ESTHER ROMAGOSA
Gonzalo, el bebé que sobrevivió gracias a una intervención pionera, junto a su madre, Mª José.

Tiene diez meses y se llama Gonzalo. Es el primer niño del mundo que ha sobrevivido a una malformación rara que obstruye la laringe y acaba provocando la muerte. Gonzalo fue intervenido en el vientre de su madre, cuando tan sólo era un feto de 4,5 meses. Se trata de la primera intervención con éxito, a nivel mundial, de este tipo y lo lograron médicos de los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu de Barcelona.

"Veníamos a Barcelona a abortar, sin ninguna esperanza de salvar a nuestro hijo", relataba todavía conmocionado Juan Francisco Pardo, el padre de la criatura. Junto con su mujer, Mª José Sánchez, pasaron por una experiencia "muy angustiante" cuando diagnosticaron al bebé una malformación rara que solamente se presenta en un uno de cada 30.000 ó 40.000 embarazos.

Se trasladaron desde su Cartagena natal hasta el Sant Joan de Déu y, al cabo de tan sólo unas horas, los médicos decidieron intervenir a la madre. "No perdíamos nada", explicaba Juan Francisco, que agradeció repetidamente la ayuda y colaboración del equipo sanitario.

Intervención pionera

Por primera vez en el mundo, un equipo multidisciplinar de medicina fetal y cirugía pediátrica realizó con éxito una intervención fetal para desobstruir la laringe de un feto a las 21 semanas de gestación. Esta obstrucción hacía que los pulmones retuvieran líquido hasta triplicar su medida normal, comprimiendo el corazón con el riesgo de producir un paro cardíaco, por lo que el niño hubiera fallecido en cuestión de semanas.

Primero se anestesió al feto para colocarlo en la forma adecuada para poderle intervenir con éxito. Después se le introdujo un fetoscopio (un endoscopio especial de cirugía fetal) hasta llegar a la laringe. Esta era la parte más complicada de la intervención, según relató el jefe del servicio de cirugía fetal de ambos hospitales, Eduard Gratacós, porque "era como trabajar con un paciente de mantequilla ya que el grosor de la tráquea de un feto es como la de un papel de fumar", por lo que se corría el riesgo de romperla.

En tan sólo 20 minutos, el equipo médico logró perforar la membrana que taponaba la laringe y, luego, se resecaron sus paredes con láser para que no sangraran.

Diez meses después, Gonzalo ha pasado todas las pruebas médicas con éxito y sigue una vida totalmente normal, sin ningún tipo de secuela. "Este niño hace un año era un feto moribundo y ahora está haciendo una rueda de prensa", resumía Gratacós.

Esta intervención abre la puerta a que se puedan salvar muchos otros niños utilizando esta misma técnica, que se había intentado en otras tres ocasiones sin éxito.

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