La nueva etapa sin la violencia de ETA: una fase llena de incertidumbres y condicionantes

Un trabajador municipal pinta sobre un graffiti de apoyo a ETA.
Un trabajador municipal pinta sobre un graffiti de apoyo a ETA.
REUTERS
Un trabajador municipal pinta sobre un graffiti de apoyo a ETA.

Tras el anuncio por parte de ETA del cese definitivo de su actividad armada, las dudas están en el futuro, en las próximas actuaciones de la banda terrorista, en lo que habrá que esperar de ella. En definitiva, en lo que puede suponer esta decisión para el fin de la violencia en el País Vasco y toda España.

La incertidumbre, especialmente, reside en los próximos pasos y anuncios de la organización terrorista, los del gobierno actual, o los del que salga de las elecciones del 20N. Sin olvidar las diversas reacciones que se pueden dar en la sociedad vasca, o qué postura adoptarán las víctimas del terrorismo, que son las que más han sufrido tantos años de violencia, y los que con más cautela se muestran ante cualquier novedad sobre ETA.

También están las dudas sobre cómo actuarán las fuerzas políticas, tanto las más reacias a iniciar conversaciones con los terroristas, como las que se muestras partidarias del diálogo para lograr el fin definitivo de la organización terrorista.

Más incognitas que certezas

Este cese definitivo de la actividad armada presenta más preguntas que respuestas, dado el carácter impredecible de los terroristas. Para empezar, la organización no habló en ningún momento de su disolución, lo que supone que continuarán con su actividad, aunque sin cometer atentados.

Un posible escenario del fin definitivo de ETA podría tener lugar tras las elecciones vascas de 2013, hipótesis con la que trabajan las Fuerzas de Seguridad del Estado, según fuentes de la lucha antiterrorista citadas por EFE.

La organización esperaría, según estas mismas fuentes, que en las urnas, a través de los buenos resultados de la izquierda abertzale, se refrendase esa gran mayoría nacionalista del electorado vasco. Así, ETA se sentiría con fuerza para exigir la capacidad de decisión del pueblo vasco, optando así por las vías más independentistas, y pidiendo que la sociedad de Euskadi decida sobre su futuro político.

La posibilidad de una escisión en la banda es algo que tampoco se descarta, ya que las Fuerzas de Seguridad dudan de que esta decisión de cesar con la actividad armada haya sido acatada por todos sus miembros.

Lo que tampoco anunció la banda es la entrega de las armas, un gesto simbólico del fin de la violencia, y algo exigido por algunos líderes políticos y las víctimas. Otro de estos gestos, uno de los más esperados, sería la petición de perdón a las víctimas por parte de los terroristas.

Las diferentes asociaciones de víctimas del terrorismo han sido categóricas a la hora de exigir el perdón público y sin concesiones por todos los crímenes y atentados cometidos, lo que se podría interpretar como otra señal de que la violencia habría llegado realmente a su fin.

Exigencias abertzales

La normalización total de la situación también dependerá de las actuaciones de la izquierda abertzale.

Este viernes, en una rueda de prensa, representantes de la formación han advertido de que la "decisión histórica" del cese definitivo de la violencia "no supone el cierre del conflicto político", por lo que ha abogado por iniciar un diálogo para lograr un "acuerdo democrático" sobre "el reconocimiento del pueblo vasco y el derecho a decidir", tal y como apuntaba ETA en su comunicado.

Los partidos vinculados directamente a la organización terrorista, como Batasuna, continúan ilegalizados. Desde estas organizaciones siempre se ha pedido su vuelta a la política para lograr un fin definitivo de la violencia. Así, una de las exigencias de los terroristas para llegar a su final estaría en la vuelta a las instituciones de su marca política.

A pesar de esto, desde partidos como el PP o UPyD siempre se ha afirmado que estos grupos nunca han dejado la política, ya que consideran a partidos como ANV o Bildu los herederos de las fuerzas ilegalizadas.

Otras de las exigencias históricas de la izquierda abertzale sería la exigencia de una amnistía para los etarras en prisión, y el acercamiento al País Vasco y Navarra de estos 703 condenados por delitos de terrorismo.

Por otro lado, está por ver si ETA estaría dispuesta a entregar a aquellos de sus miembros con cuentas pendientes con la justicia. Este factor quizá sería uno de los más complicados en un escenario de diálogo entre terroristas y autoridades, ya que algunos de los terroristas huídos son dirigentes de gran peso en la organización, como David Pla, el encargado de leer el comunicado de este jueves.

Diálogo directo

En el comunicado, ETA emplazaba a los gobiernos de España y Francia a un "diálogo directo" que sirviese para solucionar el conflicto. Por el momento, desde el Gobierno español aún no se han pronunciado, quizá por la proximidad de las elecciones generales. De esta manera, puede que la decisión de iniciar conversaciones con la banda terrorista corresponda al nuevo Gobierno que salga de las urnas el 20 de noviembre.

La única propuesta en este sentido la ha realizado el lehendakari, Patxi López, que ha anunciado que convocará de "forma inmediata" a todos los partidos políticos con representación institucional, incluida la coalición Bildu, para buscar la "máxima unidad" ante el "nuevo tiempo", pero ha pedido "tranquilidad y prudencia" para no cometer "errores".

Desde Francia, el presidente de la República, Nicolas Sarkozy, ha asegurado que su país seguirá apoyando a España para garantizar la paz en el País Vasco, a la vez que ha calificado de "victoria de la democracia" la última decisión de ETA.

Según ha sabido 20 minutos, fuentes del Ministerio de Interior barajarían la posibilidad de darse un plazo de 6 meses para dialogar sobre presos, etarras huídos con delitos pendientes y militantes en activo. Esto podría llevarse a cabo en el caso de que Alfredo Pérez Rubalcaba y el PSOE ganasen las elecciones del 20 de noviembre.

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