Raquel (30 años), su marido José (40) y sus cinco hijos de 16, 12, 3 y dos de 2 años fueron desahuciados el miércoles, 28 de mayo. Hasta ese momento vivían en un piso de la calle de Ibor (Puente de Vallecas) próximo a la casa de la madre de ella, en el barrio de Entrevías. La semana pasada, sin embargo, la comisión judicial, consiguió echarles gracias al dispositivo desplegado por la Policía Nacional. Era el cuarto intento.

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), no pudo hacer nada por ellos esta vez, ni siquiera cuando Raquel intentó volver a entrar por la fuerza en la que había sido su casa. Los agentes le cortaron el paso.

"Pagábamos 150 euros de alquiler, pero solo ganamos 600 euros al mes con la venta ambulante y tenemos que dar de comer, vestir y comprar materiales a los cinco niños. Somos siete personas. Llevo tres años echando solicitudes para una vivienda pública, para el Plan Joven y para el colectivo de especial necesidad. Me ha visto la asistenta social y estoy en la lista de demandantes, pero nada. Pido ayuda y me han ignorado", aseguraba entonces.

Sus enseres y muebles quedaron repartidos por las casas de familiares, amigos y vecinos. No se deshicieron de ellos, porque sabían que los iban a necesitar muy pronto: "Pasamos la primera noche con mi madre. Después, buscamos un piso de los que se han quedado los bancos. Cuando lo encontramos, nos metimos dentro. Lo hemos ocupado. Mis cinco hijos no se quedan en la calle si hay casas vacías".

Aún no han terminado de acomodarse, pero los niños ya están como en su casa. No hay cortinas ni sillas, pero la nevera, los sofás, las camas y la televisión que les mantiene entretenidos es todo lo que necesitan. "Yo no quería hacerlo así. Prefiero tener un trabajo y pagar mi casa, pero si es necesario, okupo. Lo primero es que mis niños estén bien", zanja.