Un niño de seis años terminó en el hospital en la provincia china de Heilongjiang por haberse tragado 61 bolas magnéticas mientras sus padres no miraban. El pequeño acudió al centro médico a causa de un intenso dolor de estómago que comenzó a experimentar seis horas antes del ingreso.
Al llegar al hospital, las radiografías realizadas al pequeño mostraron un conjunto de sombras de alta densidad que asemejaban un collar y, preguntado por los médicos que lo atendieron, el niño reconoció haber ingerido las bolas magnéticas, según ha informado Fox News, que se ha hecho eco de una información publicada por el medio AsiaWire.
Las bolas magnéticas procedían de un kit de 64 esferas que la madre del pequeño había comprado a su hijo y, de las cuales, 61 terminaron en el estómago del niño, de donde fueron extraídas tras una operación de tres horas.
El pequeño, que se encuentra ahora estable, fue sometido a una intervención en la que le fueron extraídas secciones del intestino y el apéndice. A este respecto, el médico que lo atendió ha asegurado que, si las bolas hubieran permanecido más tiempo en su organismo, podrían haber supuesto un "auténtico peligro para su vida".
"Si no hubiera sido tratado a tiempo, las bolas magnéticas podrían haber perforado su intestino y haber provocado necrosis y un shock, lo que habría puesto su vida en verdadero peligro", ha explicado el doctor Xu Bo.
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