La Navidad es una de las celebraciones más importantes del planeta, extendiéndose allí donde ha existido en cualquier forma influencia occidental. No en vano, se trata de la fiesta más importante de la tradición cristiana; aquella que conmemora el nacimiento del mesías, Jesús de Nazaret, considerado "hijo de Dios" por la mayoría de ramas de la que es la religión más practicada del mundo, con un número estimado de fieles cercano al tercio de la población mundial.

No obstante, el origen de la festividad es anterior al advenimiento del cristianismo, y se relaciona más bien con determinados fenómenos cíclicos, especialmente de caracter astronómico y climático, que afectan a nuestro planeta de manera anual, por lo que no es raro que aparezcan celebraciones coincidentes fuera de la cristiandad, e incluso explica la enorme variedad de ritos que la acompañan en el ámbito cristiano, muchos de ellos derivados de la sincretización de tradiciones paganas propias de cada lugar.

Así, por ejemplo, la fecha de la Navidad no refleja el cumpleños real de Jesús (cuya fecha es por completo desconocida), sino que sustituyó con este nuevo significado las celebraciones por el solsticio de Invierno en el hemisferio norte, momento en el que las noches comienzan de nuevo a acortarse y que anunciaba el comienzo de los meses más fríos y duros del año. Menos exitoso fue el intento de resignificación del Año Nuevo occidental, que en tiempo de los Romanos marcaba el comienzo de la legislatura de los cónsules. La tradición judeocristiana situó en esta fecha, siete días después de la Navidad, la circuncisión de Jesús.

En Europa, al margen de las fechas, los restos más visibles de este pasado pagano, ahora combinados con las tradiciones propiamente cristianas, son elementos como los árboles y las coronas de navidad; de origen germánico, estos símbolos se han extendido gracias especialmente a la influencia anglosajona y hoy son casi estándar en todo el mundo. Decorar un árbol de hoja perenne era la manera que tenían estos pueblos de celebrar el nacimiento de Frey, dios del sol, representando a Yggdrassil, el árbol del universo; la corona de ramas decorada con velas representaba el ciclo de las estaciones y la resistencia frente al duro invierno que se avecinaba.

Típicamente europea en origen es también la tradición del intercambio de regalos, que además mantiene en muchos casos señas de identidad local. En este rito, se cuenta a los niños que determinado personaje mitológico les hace regalos en compensación por su buen comportamiento durante el año; este personaje adquiere variados nombres, rostros e historias diferentes; como Papá Noel (de origen germánico), el Olentzero (Euskadi) el Ded Moroz (en los países mayoritariamente eslavos) o, en las versiones más cristianizadas, el Niño Jesús o los Reyes Magos (en referencia a los tres "sabios de oriente" que, según la biblia, visitaron a Jesús el día de la Epifanía del Señor).

Más exótica resulta la celebración de la Kwanzaa en Estados Unidos. Combinada con la Navidad, se trata de una tradición afroamericana establecida en los años 60 del pasado siglo como reivindicación de los orígenes africanos de este grupo. Consiste en un proceso de 7 días en el que se encienden, en un orden determinado, todas las velas de un candelabro ritual y se ofrecen ofrendas a los antepasados, como vino o fruta.

Otra concepción bastante distante a la europea es la que se tiene en la República Democrática del Congo. Aquí, lo habitual es renunciar a los regalos para enfatizar el significado religioso de la fiesta; en su lugar, se practican largas sesiones de música y teatro representando escenas bíblicas, que comienzan con la Nochebuena y pueden durar hasta el amanecer, y vienen seguidas por un banquete el día de Navidad.

Entre los cristianos coptos de Egipto existe otra tradición local bastante característica. Por un lado, como ocurre con varias ramas del cristianismo de raíz ortodoxa, la Navidad tiene lugar el 7 de enero, y no el 25 de diciembre. Por otro, esta fecha viene precedida de un mes de ayuno, en el que sólo está permitido seguir una estricta dieta vegana y que recibe el nombre de Kiahk.

En Lituania se celebra la Navidad de una forma un tanto peculiar. Se pone un especial énfasis en protegerse frente a la enfermedad de cara al año venidero, por lo que las familias se reúnen el día previo a Nochebuena para limpiar hasta el último rincón de la casa, y quienes trabajan deben limpiar también los útiles de su oficio. Además, la jornada es de estricto ayuno y durante la cena de Nochebuena no se puede comer carne, lo hace a la Navidad lituana particularmente austera.

Una leyenda folclórica noruega cuenta que las brujas escogen las vísperas navideñas para salir de sus escondites, lo que explica la particular tradición de este país en la que las familias esconden sus escobas antes de ir a dormir. Además, típicamente, los hombres de la familia salían a la calle y disparaban al aire, con el fin de aahuyentar a los malos espíritus.

En Zimbawe, existe una reinterpretación del ambiente "familiar" que rodea a la Navidad en todo el mundo. En lugar de reunirse para compartir una cena o una comida, las familias de Zimbabwe celebran la Navidad con un tour en el que visitan a todos sus familiares y amigos, intercambiando en el proceso comida y regalos, hasta finalmente llegar a su hogar ya por la noche. Además, muchas familias dejan las puertas abiertas y ponen música a gran volumen, llenando las calles de bailes y celebraciones.

Todas estos son sólo algunos ejemplos llamativos de peculiaridades locales de una fiesta que cada lugar celebra "a su manera". Y es que, por mucho que sea una fiesta religiosa y que su extensión se deba a la colonización y cristianización del mundo por parte de las potencias europeas, los pueblos de aquellas zonas en las que se instalaba esta celebración han aportado siempre sus propios elementos, dándole siempre un toque único a la que posiblemente sea la festividad más extendida del mundo.