Tras una vida entera trabajando, muchas son las personas que esperan con ansias la jubilación para poder descansar, descubrir nuevos hobbies o viajar. Sin embargo, en el caso de Pilar Molina, dejar de ser profesora en lugar de permitirle reposar fue la puerta de entrada a su nueva faceta empresarial.
Tras dar clases durante 35 años, la mujer descubrió su gran pasión, la repostería donde ha conseguido una Estella Michelín. Así lo ha contado a Cadena Ser. Todo comenzó gracias a un comentario de los amigos de su hija Cris, quienes la animaron a comercializar tartas de queso con su receta propia: "Me lo propusieron y yo que me animo enseguida, pues lo hice".
Sin dudarlo dos veces, alquiló un local en Granada y gracias a la ayuda de sus vecinos, abrió las puertas de su pequeño obrador en el garaje de su casa. "Empezamos enseguida con degustación gratuita al principio", ha explicado, "les gustó mucho y fue creciendo".
Poco a poco, más y más personas se fueron conociendo sus tartas hasta la actualidad. Con más de diez años a sus espaldas, la marca se ha extendido a toda España y se elaboran ya más de 500 tartas al día. "Tengo dos tiendas en Málaga, de mi hija Cris; dos tiendas en Sevilla, de mi hija Marta; la de Granada, que es la 'emblemática'; y ahora hemos abierto una en Madrid", ha explicado la dueña. Aunque su receta no solo se degusta en España, sino que locales de Inglaterra o Bélgica también cuenta con sus productos.
El secreto, como así ha explicado, se debe a que la tarta de queso es un postre que se inventó "antes de Cristo" por lo que "no va a pasar de moda". Aún así, lo cierto es que no descarta que si se pasa "el boom" tenga que innovar: "Pero haremos otras cosas, lo que le guste al público".
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