El sinatroísmo, cuya etimología deriva del griego "synathroismós" y se traduce como "acumulación", es una potente figura retórica presente en la literatura y el lenguaje cotidiano, consistente en agrupar palabras con significados que se complementan y creando una resonancia especial que resalta aspectos clave de la descripción.
En la escritura, el sinatroísmo es como un pincel que, al unir palabras afines, pinta un cuadro más vívido y, al aplicarlo, logramos que nuestras expresiones adquieran un ritmo particular y una resonancia emocional única, pudiéndolo utilizar para resaltar características importantes de algo o alguien.
Cómo utilizar esta figura literaria
Tres ejemplos serían: "La luz cálida, dorada, tenue, y acogedora del atardecer pintaba el cielo", "La brisa suave, fresca, acogedora, y agradable, acariciaba la piel" o "El bosque oscuro, misterioso, profundo, y silencioso susurraba secretos milenarios".
El sinatroísmo nos permite transmitir matices y enriquecer nuestra comunicación cotidiana y a través de esta técnica, crear un impacto vívido y expresivo en aquellos que nos escuchan o leen, siendo un valioso recurso para el quehacer literario.
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