La historia de esta tradición es una de esas que ocurren casi, por pura casualidad. Varios siglos, cuatro personajes históricos y una tradición celta dieron lugar a una de las costumbres navideñas más populares del mundo: la decoración del árbol de Navidad.
Bonifacio y la tribu pagana
Todo comenzó en el siglo VIII. Cuenta la historia que un misionero inglés llamado San Bonifacio, que había sido enviado a Centroeuropa por el papa Gregorio II para evangelizar el territorio, se encontró en la aldea de Geismar (Alemania) una tribu pagana que preparaban un sacrificio en un roble dedicado al Dios Thor -el Dios del trueno y de la fuerza en la mitología nórdica y germánica-.
De acuerdo con su cometido, Bonifacio trató de parar aquella celebración pagana cortando el árbol con un hacha, pero no lo consiguió. Fue entonces cuando proclamó que era un 'árbol sagrado', dando origen al principio del árbol de Navidad. Otras versiones cuentan, sin embargo, que el árbol sí se cayó y que sobre el roble caído creció un abeto, y ese fue el árbol sagrado que Bonifacio proclamó a los cuatro vientos.
Desde entonces, los árboles de hoja perenne se convirtieron en parte de los ritos cristianos en Alemania, y en la Edad Media aparecieron los primeros 'árboles del paraíso' en honor al Jardín del Edén, adornados con manzanas y exhibidos en los hogares el 24 de diciembre, fiesta religiosa de Adán y Eva, según cuenta la Enciclopedia Británica.
Martín Lutero y las luces en el árbol
Según publica el Registro Nacional de Escocia, fue Martín Lutero, líder de la Reforma Protestante del siglo XVI, quien puso, por primera vez, velas encendidas en el árbol, recreando las estrellas del cielo nocturno y que fue así, como poco a poco, se estableció esta tradición de iluminar los árboles de navidad
La reina Victoria de Gran Bretaña
Cuando los alemanes comenzaron a emigrar, llevaron árboles de Navidad a otros países, especialmente a Inglaterra. Allí, en 1790, la esposa de Jorge III, de origen alemán, mandó decorar árboles para celebrar la festividad.
Sin embargo, fue con la reina Victoria de Gran Bretaña y su marido, el príncipe alemán Alberto, cuando se popularizó esta tradición entre los británicos. Y no era la primera vez, ya que sus prácticas se convertían en costumbres cuando el resto de casas reales europeas se las copiaban. Algo así sucedió cuando en 1848 apareció en un periódico de Londres, The Illustrated London News, una ilustración de la familia real alrededor de un árbol decorado, y poco después, los hogares ingleses comenzaron a imitar esta práctica.
¿Cómo llegó esta tradición a España?
Ni alemana ni española. Curiosamente, la tradición del árbol de navidad llegó a España de la mano de Sofía Troubetzkoy, hija legítima del Zar de Rusia, y esposa de un noble español, ambos grandes opositores de Amadeo de Saboya durante la revolución Gloriosa y partidarios de la restauración borbónica.
La princesa rusa colocó el árbol de navidad en la calle Alcalá, cerca de la Plaza de Cibeles. Una tradición que ya había adquirido gran popularidad en Estados Unidos. Tan solo 20 años, en 1850, antes de que la princesa rusa colocara su árbol de Navidad en Cibeles, una revista muy influyente en la época llamada ‘Godey’s Lady’s Book’ popularizó en EE.UU. el árbol de Navidad gracias a una imagen que publicó.
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