Descubre si tu apellido tiene origen en la nobleza de la edad media

En el cuadro El faetón del príncipe de Gales, puede verse a Fino, el pomerania blanco y negro de la nobleza inglesa
En el cuadro El faetón del príncipe de Gales, puede verse a Fino, el pomerania blanco y negro de la nobleza inglesa
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En el cuadro El faetón del príncipe de Gales, puede verse a Fino, el pomerania blanco y negro de la nobleza inglesa

A la hora de hablar de apellidos, los romanos fueron los primeros en organizarse y en establecer un sistema que pudiera identificar o individualizar a las personas, el método se basó en el uso de tres nombres y se denominó: Tría Nómina.

El método Tría Nómina fue establecido por los patricios, que eran la clase social privilegiada (la nobleza) del Imperio Romano, y lo hicieron porque querían distinguirse del resto del pueblo, los plebeyos. Es entonces que establecen un sistema en el que se usa el praenomen, el nomen y el cognomen.

Cómo funcionaba este sistema

El praenomen, que era como nuestro nombre de pila; el nomen, que indicaba la pertenencia a una agrupación de familias y era un equivalente a nuestro apellido; y el cognomen, que era un apodo añadido que destacaba rasgos físicos de una persona o sus acciones.

Así surgieron nombres completos como el de Cayo Cornelio Galo o el del emperador Cayo Julio César. Los griegos usaron un sistema similar, pero solo añadían el lugar de origen al nombre, por ejemplo: Tales de Mileto, Solón de Atenas, Quilón de Esparta o Arquímedes de Siracusa.

Pero al caer el Imperio Romano este sistema desapareció porque la gente se acostumbró a vivir en pequeñas aldeas donde había poca necesidad de identificación. Solo hasta la Edad Media, y gracias a la explosión de las ciudades, reapareció un sistema semejante.

Los apellidos en la Edad Media

En la Edad Media hubo un aumento demográfico y un desarrollo económico que llevó al fortalecimiento de las ciudades, pero al mismo tiempo, y debido a que la población aumentó, surgió la necesidad de identificar a los ciudadanos.

En este sentido, y tal como ocurrió en el Imperio Romano, en los antiguos reinos de España también fueron los nobles los primeros que quisieron distinguirse del resto del pueblo. De allí viene, por ejemplo, el uso de apellidos compuestos en la realeza.

Pero el empleo de apellidos en la Edad Media se extendió a todas las capas sociales e inició con el grupo de apellidos patronímicos (derivados del nombre del padre) y generalmente se les añadía el sufijo "-ez", que significa "hijo de". Por ejemplo, "Juan, el hijo de Álvaro", pasaría a ser Juan Álvarez. Esta es una lista de apellidos españoles usados en la Edad Media y que terminan en 'ez'.

  • Álvarez: hijo de Álvaro
  • Fernández: hijo de Fernando
  • Gómez: hijo de Gome o Gomo
  • González: hijo de Gonzalo
  • Hernández: hijo de Hernando
  • López: hijo de Lope
  • Martínez: hijo de Martín
  • Menéndez: hijo de Menendo
  • Pérez: hijo de Pere
  • Rodríguez: hijo de Rodrigo
  • Sánchez: hijo de Sancho
  • Suárez: hijo de Suer

Ahora bien, a finales de la Edad Media, toda la población ya usaba un apellido. Pero a la nobleza le seguía molestando llamarse igual que el resto del vulgo. Por esta razón, empezaron a usar un segundo apellido, y de allí se originó el uso de apellidos compuestos de la nobleza española.

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