¿Qué pensarías si te pagasen más de 120.000 euros al año por comer y leer el periódico? Esa es la rutina diaria de un director financiero de la red nacional de ferrocarriles de Irlanda.
Según medios locales, Dermot Alastair Mills, el empleado afectado, ha asegurado que esto se trata de un acto de discriminación. El gestor asegura que, tras denunciar las cuentas de contabilidad en 2014, fue relegado de sus funciones. Sin embargo, al contar con un sueldo fijo, aunque su trabajo sea mínimo, sigue cobrando su anterior salario: 121.000 euros al año.
"Compro dos periódicos, el Times y el Independent, y un bocadillo. Voy a mi cubículo, enciendo el ordenador y miro los correos electrónicos. No hay correos electrónicos relacionados con el trabajo, ni mensajes, ni comunicaciones, ni charlas entre compañeros", declaró Mills a la Comisión de Relaciones Laborales (WRC) de Irlanda.
Según ha confesado, hace todo el trabajo que le llega, aunque esto no es, ni de lejos, a lo que él solía estar acostumbrado. Y es que llegó a ser responsable de presupuestos de capital por valor de unos 250 millones de euros, desde 2000 hasta el colapso financiero de 2007, y fue ascendido tres años después.
Sin embargo, toda su carrera empezó a desmoronarse en 2013, cuando, supuestamente, le obligaron a pedir una baja de tres meses por enfermedad. Al regresar, el propio Mills asegura que había "ciertos problemas" y al intentar notificar al director general de Irish Rail todo fue cuesta abajo.
"Empecé con lo que parecía un mandato razonable en 2013 y 2014, pero poco a poco se redujo a la nada", ha asegurado el director financiero, quien también afirma sentirse "aislado" y que se le ha "excluido de las reuniones de la empresa y de las oportunidades de formación".
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