Daniel Hashimoto es un experto en efectos especiales e imágenes generadas por ordenador que lleva desde que sus hijos, ahora de 7 y 11 años, grabando y editando vídeos en los que los pequeños tienen todo tipo de aventuras. 

La última se mueve entre la realidad y la ficción: sus pequeños han podido jugar con un lanzallamas que su padre les construyó para que se entretuvieran en el jardín. 

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Hashimoto usó un soplador de hojas doméstico y una tela liviana de colores naranja, amarillo y rojo para que sus hijos, James y Sophia, pudieran "quemar" sin ningún inconveniente el patio trasero de su hogar, según él mismo contó el New York Post.

"Invitaron a un amigo a jugar en el patio y decidimos dejar que jugaran, supervisados, con este soplador de hojas eléctrico", narraba. "Para los niños, no era un arma mortal, sino más bien un obstáculo dinámico que provocaba risas", dijo Hashimoto.

Ante las críticas por usar un juguete que evoca el fuego, el experto se defendía haciendo ver que crear junto a sus hijos ese tipo de juguetes improvisados estimula su creatividad. 

"Decidimos ver cómo funcionaría la tela liviana con el soplador, así que Sophia agarró una banda elástica grande y un poco de cinta, y la pegamos a la boquilla. El resultado fue aún más espectacular de lo que imaginamos", indicó.

"Los niños se turnaron para perseguirse unos a otros en un juego de 'Flame Tag'. También jugamos un juego de saltar la cuerda sobre las llamas y los niños representaron una obra de teatro", dijo Hashimoto quien en su canal de YouTube tiene 1,23 millones de suscriptores.

Además, el creador de contenido editó las imágenes para que en algunos momentos pareciera que del soplador de hojas realmente salía una poderosa llama. 

Hashimoto ha editado vídeos de sus hijos durante años, logrando que un juego en un barco de juguete del parque se convierta en una aventura en alta mar, o que jugar en el sillón de casa fuera una auténtica batalla con sables láser y pistolas de plasma.