Un hombre armado entró en una casa de Nuevo México, en el condado de Santa Fe, rompiendo una ventana, en ausencia de los inquilinos de la vivienda. 

Al poco el dueño de la casa apareció y encontró a Teral Christesson, de 34 años, en su sofá, bebiendo cerveza y comiendo gambas tranquilamente. 

Antes de eso, el asaltante, que llevaba un rifle de asalto AR, se había duchado en la vivienda y lejos de reaccionar con violencia, le pidió perdón al dueño por lo sucedido. 

El asaltante explicó que necesitaba un lugar cálido donde dormir y que su familia "fue asesinada en el este de Texas" y él "estaba huyendo de alguien".

Después de disculparse por haber roto la ventana, dejó 200 dólares encima de una silla para pagar los daños, guardó el arma en una bolsa de lona y salió de la vivienda sin más. 

Y aunque en ese momento no fue detenido, sí lo fue poco después, tras tratar de robar un vehículo a una mujer, que llamó a la policía, que localizó al sospechoso andando por la calle poco después. 

Christesson fue acusado de robo agravado, hurto y daño criminal a la propiedad por el robo en la casa y un cargo adicional de asalto agravado por intento de robo del vehículo.