La hostelería ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia y ahora, poco a poco, los profesionales intentan recuperarse del duro golpe que han recibido. El cierre de los locales durante meses, la limitación de aforo y las restricciones horarias han provocado que algunos propietarios hayan tenido que hacer auténticos malabares para poder seguir adelante.

Uno de los métodos utilizados por un bar de Logroño ha sido la de introducir un nuevo impuesto por "técnicas adivinatorias aplicadas al café". Gracias a su originalidad y sentido del humor se ha hecho conocido en toda España. Primero, con sus descuentos a gente fea, aplicados hace dos años, y ahora con este peculiar cobro a los clientes que son excesivamente dubitativos.

El coste de no decidirse es de 20 céntimos. Quien haya ejercido de camarero o camarera con clientes que dudan enormemente a la hora de decidir qué van a tomar. Por ello, el dueño de este local, que no parece estar dispuesto a perder el tiempo, ha optado por cobrar si se presenta esta actitud.

En declaraciones para el HufPost, Alberto Álvarez, propietario del negocio Pizarrín ha explicado que se trata de bromas recurrentes que tiene con sus clientes de más confianza: "Somos una cafetería familiar y, al final, los clientes son más amigos que otra cosa. Con el cachondeo, te dicen 'si al final vas a tener que cobrar por adivino' y le he puesto el cargo en el ticket y se lo he dado".

Algunos internautas con poco sentido del humor y especialistas en sacar punta a todo lo que ocurre en las redes han opinado al respecto diciendo que cobrar veinte céntimos por este motivo es "ilegal" y "un sobresueldo al final del día", que "gracia tiene poca". La respuesta del local ha sido continuar tomándose a broma este tipo de comentarios y ha mencionado el citado "descuento por feo".