Podría considerarse como una mezcla de cazador furtivo y hacker, pero lo cierto es que este joven de 23 años de la ciudad japonesa de Nagoya no solo modificaba los Pokémon que capturaba, sino que además hacía negocio con ellos. Por eso, tras aproximadamente un año vendiendo estos monstruos a través de Pokémon Espada y Escudo, este jueves fue finalmente detenido.
Este chico, que se hacía llamar Kawamatsu, conseguía diferentes monstruos en su juego de Nintendo Switch y tenía la consola pirateada para poder conectarla al ordenador y cambiar la apariencia, las características y habilidades de las criaturas con facilidad.
De este modo, cualquier jugador podía, por aproximadamente 500 yenes (unos 4 euros), conseguir elegir el color del Pokémon, sus puntos en las diferentes estadísticas e incluso ataques y habilidades que no podían obtener legalmente en el título.
El hacker ofrecía sus servicios online en una página web centrada en la venta de objetos de videojuegos a cambio de dinero real. Sus intercambios de Pokémon tenían tanto éxito que llegó a vender 1,15 millones de yenes (unos 9.100 euros).
Este jueves, Kawamatsu fue arrestado y su 'laboratorio de pirateo' ha sido cerrado por violar la Ley de Prevención de Competencia Desleal de Japón, delito que el propio hacker ha terminado confesando.
El pirata informático fue descubierto tras una venta en abril de 2020 a un hombre de 36 años de Kioto. Cobró 4.400 yenes (unos 35 euros) por un equipo completo de seis Pokémon que incluían a Sobble y Scorbunny, dos de las criaturas iniciales que solo se pueden conseguir al comienzo del juego. Pero, además de lo difícil de conseguir que son, tenían unas estadísticas exageradamente altas.
Esta transacción supuso la clausura de su negocio ilegal y demostró a todos los jugadores que hay que ser más como Ash Ketchum y ser un maestro Pokémon a base de entrenamiento y esfuerzo.
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