Se salva por centímetros de ser golpeada por un enorme bloque de hielo y sigue caminando como si nada

Una mujer, que caminaba tranquilamente por una calle de la ciudad rusa de Penza, se salvó por pocos centímetros de ser golpeada por un enorme bloque de hielo, que se desprendió del tejado de un edificio.
Una mujer, que caminaba tranquilamente por una calle de la ciudad rusa de Penza, se salvó por pocos centímetros de ser golpeada por un enorme bloque de hielo, que se desprendió del tejado de un edificio.
Una mujer, que caminaba tranquilamente por una calle de la ciudad rusa de Penza, se salvó por pocos centímetros de ser golpeada por un enorme bloque de hielo, que se desprendió del tejado de un edificio.
Una mujer, que caminaba tranquilamente por una calle de la ciudad rusa de Penza, se salvó por pocos centímetros de ser golpeada por un enorme bloque de hielo, que se desprendió del tejado de un edificio.

La experiencia de la borrasca Filomena ha servido, en parte, para aprender a tener cuidado con el hielo. Las advertencias acerca de los posibles desprendimientos no dejaron de sucederse en los días posteriores a la gran nevada que tuvo lugar en el país.

En Rusia, donde los habitantes están bastante más acostumbrados a este tipo de temporales, una mujer que transitaba por la una calle de la ciudad de Penza se salvó por segundos de ser golpeada por un enorme trozo de hielo que se desprendió del tejado de un edificio.

El hielo cayó justo delante de ella, casi rompe sus pies, de manera que, si la transeúnte hubiera caminado un poco más rápido, le habría causado heridas. Lo ocurrido, por supuesto, pilló por sorpresa a la mujer que, aunque se detuvo asustada y miró hacia el tejado a ver qué había ocurrido, continuó su camino como si nada hubiera pasado.

No es la primera vez que sucede algo así. Hace solo unos días contábamos cómo un padre había arriesgado su vida por salvar la de su hijo durante una avalancha en una pista de esquí, también en Rusia. 

También aquí, en España, una reportera aconsejó a los espectadores no caminar por las aceras y, en su lugar, hacerlo por el centro de la calle para evitar el desprendimiento de hielo. Justo en el momento que alertaba del peligro, una gran placa de hielo se desprendió de la fachada de un edificio, cayendo pocos metros detrás de ella.

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