Si de comidas saludables y fáciles de preparar se trata, sin duda estamos hablando de ensaladas. Y no solo en verano. A estas alturas ya hemos superado ese tópico malo de que las ensaladas no son para el frío. En todo caso, es verdad que con los calores nos apetece más mezclar cuatro ingredientes frescos y sin cocinar.
Pero hacer ensaladas no se limita a mezclar lechuga, tomate y cebolla, ni siquiera en verano. Podemos hacer mil y una ensaladas: de verduras, de legumbres, de frutas, de pasta... de imaginación. En una ensalada cabe casi todo.
Hay una serie de ingredientes que pueden crear la base, ya sea, por ejemplo, lechuga, unos canónigos, unos tomates o patata. Luego, lo que seamos capaces de inventar. Y finalmente, el toque final, ese que puede arruinar o levantar una ensalada. Hablamos del aliño.
Si de sabor se trata lo fácil es tirar de una salsa; una de esas densas que lo cubre todo... hasta conseguir enmascarar el sabor de cada ingredientes. Habrá ensaladas que pidan una salsa, pero si la nuestra es más bien de vegetales y queremos que cada ingrediente sepa a lo que tiene que saber (otra cosa es lo que cuesta encontrar tomates que sepan a tomate y lechugas que sepan a lechuga), entonces, mejor un aliño.
El aliño básico de toda la vida
La mezcla básica, la de toda la vida, se limita a unir aceite, vinagre y sal. Punto. Si el aceite es bueno —sí, un buen AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra)—; si el vinagre es algo más que un vinagrazo de vino blanco de esos que la botella vale menos de 1 euro; y si lo mezclamos bien, ese aliño se basta y se sobra para unir los ingredientes y dar la mejor de las alegrías a nuestra ensalada.
Por eso es tan importante mezclar bien el aceite, el vinagre y la sal. Algunos preferirán hacer la vinagreta, o sea, mezclar estos tres ingredientes antes de regar la ensalada, pero lo habitual es echarlos uno tras otro sobre los vegetales. Luego ya meneamos todo aquello.
¿Da igual el orden en que añadamos aceite, vinagre y sal? No, no da igual. Este es el orden "natural":
- Sal
- Vinagre
- Aceite
Lo recuerda Karlos Arguiñano cada vez que hace una ensalada: lo primero es añadir la sal, luego el vinagre y, por último, el aceite. ¿Por qué? En este orden, logramos que sal y vinagre se adhieran en los ingredientes. Así les daremos más sabor.
De otro modo, si empezamos por el aceite la cosa va a resbalar. Se creará una película sobre los vegetales que impedirá que se empapen de la sal y el vinagre.
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