Geraint Thomas consolidó en Alpe d’Huez su liderato en el Tour de Francia. El ciclista británico del Sky no sólo salvó el día de amarillo, sino que se impuso en la cima del coloso alpino, como la jornada anterior en la de La Rosière. Fue el más rápido en un sprint al que llegaron Dumoulin, Froome, Landa y Bardet.

En la general, Thomas saca ahora 1'39'' a Froome; 1'50'' a Dumoulin; 2'37'' a Nibali; 2'46'' a Roglic; 3'07'' a Bardet; 3'13'' a Landa; 3'43'' a Kruijswijk; y 4'13'' a Quintana.

La jornada dejó un sinfín de abandonos ilustres, empezando por el de Rigoberto Urán; el subcampeón del año pasado no pudo reponerse a la caída de Roubaix. Tampoco llegaron a Alpe d’Huez Sieberg, Gallopin, Zabel, Greipel, Cavendish, Kittel, Groenewegem y Gaviria.

Tras pasar dos puertos de categoría especial como La Madeleine y la Croix de Fer y otro de segunda en medio, Lacets de Montvernier, los favoritos llegaron de la mano a las faldas de Alpe d’Huez. Hasta ese punto, Valverde se había vuelto a mostrar peleón como la víspera, aunque el protagonista de la machada fue Kruijswijk, que soñaba con dar la razón a quienes siguen conociendo a uno de los grandes colosos del Tour como “el monte de los holandeses”.

Al comenzar la subida final, disfrutaba de más de cuatro minutos de ventaja que le convertían en líder virtual. El grupo le limaba segundos en cada kilómetro, espoleado por algunos ataques. Primero se movió Nibali y luego, Quintana. A mitad de ascensión, diez corredores aguantaban: el trío del Sky (Bernal, Thomas y Froome), dos Movistar (Quintana y Landa) más Roglic, Dumoulin, Nibali, Fuglsang y Bardet. Este fue el siguiente en probar y Quintana cedió.

La aventura de Kruijswijk acabó a poco más de tres kilómetros, cuando Froome soltó su hachazo. Le siguieron Dumoulin, Thomas y Bardet, pero no Landa ni Nibali. Al italiano le tiraron, de hecho. Landa se reenganchó para la llegada, en la que Thomas volvió a ser el más rápido.