Jorge Lorenzo afronta una temporada totalmente diferente tras su llegada a Honda para formar el equipo a batir junto a Marc Márquez. El balear ha cambiado muchos aspectos para el nuevo curso, aunque también ha retomado viejos lazos para el inminente comienzo del Mundial 2019, como el logo de Chupa Chups que volverá a lucir en su casco tras 10 años de ausencia.

El piloto afromta uno de los inicios de temporada más complicados que le ha tocado vivir, ya que la pretemporada ha estado repleta de imprevistos, empezando por la rotura de escafoides que sufrió a mediados de enero y que ha retrasado su proceso de adaptación a la nueva moto.

Esta lesión le impidió participar en el test de Sepang y le limitó en Qatar, donde dejó buenas sensaciones. No obstante, el propio piloto reconoce que necesita unas semanas más para sentirse al 100% sobre la moto, lo que evidencia que aún no ha completado la transición de Ducati a Honda.

Además de la adaptación, su otro gran reto es destronar a su compañero de box y dominador del panorama mundial, que se ha apuntado cinco de los seis últimos títulos de MotoGP (2013, 2014, 2016, 2017 y 2018).

Lorenzo ya interrumpió la racha de Márquez en 2015 al conquistar su segundo Mundial (el primero lo ganó en 2012) y espera seguir plantando cara al de Cervera y el resto de pilotos.

Lorenzo aprovechó los días previos al inicio del Mundial para visitar el lugar en el que encuentra más paz de todo el mundo, el lago de Lugano, en Suiza. Allí se relajó antes de poner rumbo a su primer Gran Premio como piloto de Honda, que supondrá el comienzo de una nueva etapa que promete mucha emoción.