Es costumbre en Ferrari contar con un piloto fuerte, candidato al título, carismático, un líder; y otro de perfil más bajo, un escudero, alguien para ayudar a su compañero de equipo. Pero este año esta norma no escrita ha cambiado, hay dos gallos en el mismo corral: Fernando Alonso y Kimi Raikkonen.

El brasileño Rubens Barrichello fue el perfecto escudero del heptacampeón Michael Schumacher. Después fue Felipe Massa el que tomó el relevo de su compatriota, primero junto al alemán, después con Raikkonen y en los últimos años acompañando a Fernando Alonso. Ambos pilotos siempre tuvieron claro su rol de apoyar al líder del equipo y contar con escasas opciones de ganar el título, aunque Massa lo acariciara en 2008, año en el que fue subcampeón.

Los insuficientes resultados de Ferrari en los últimos años, lejos siempre de los Red Bull y sin opciones de plantar cara a Vettel en demasiadas ocasiones, han hecho que la escudería italiana opte por cambiar su filosofía y contar con dos pilotos poderosos, dos hombres capaces de plantar cara al campeón, tener alternativas de cara al Mundial.

La relación entre Fernando Alonso y Kimi Raikkonen es una incógnita. Ambos están acostumbrados a ser los que mandan en sus escuderías, la prioridad absoluta siempre, y ahora tendrán que convivir con un compañero fuerte, con un rival por el título, alguien con quien competir.

¿Habrá polémica entre ambos? ¿Se quejará alguno de ellos de trato de favor? Solo el devenir de la temporada lo dirá, pero está claro que Ferrari se encuentra ahora en un escenario nuevo con el que lidiar y tendrá que poner especial cuidado en no herir el ego de ninguno de sus pilotos.

Cuatro temporadas lleva ya Alonso en Ferrari, pero aún no se ha conseguido el gran objetivo de la unión entre ambos: el título. Tres subcampeonatos son el balance del asturiano, insuficiente para ambos y por debajo de lo esperado cuando ambos confirmaron el acuerdo aquel 30 de septiembre de 2009.

Y es que las expectativas generadas en la Scuderia con la llegada del asturiano fueron enormes. Tras muchos años de rumores, Alonso por fin llegó a Ferrari en 2010. Lo que parecía la combinación perfecta entre el mejor piloto y la escudería más importante deja por ahora un balance insuficiente, muy por debajo de la ilusión que se creó en el equipo italiano.

Poco se puede achacar al español de esa desilusión a pesar de todo. Las estratosféricas diferencias con su compañero de equipo, Felipe Massa, dejaron claro año tras año que el problema no ha sido el piloto, sino la máquina. Las críticas de Alonso a Ferrari han sido continuas y se han hecho más intensas en la última temporada, en la que mostró su desesperación por no contar con un monoplaza al nivel no ya de los Red Bull, sino también por debajo de McLaren , Mercedes o incluso Lotus en ocasiones.

Al español aún le quedan tres temporadas más de contrato en el equipo italiano (hasta final de 2016), pero nadie descarta que sea el último. Alonso exige un monoplaza con el que competir con los mejores, mientras que en Ferrari están ya algo cansados de las protestas continuas del asturiano y han apostado por Raikkonen para ver si funciona tener dos pilotos fuertes que se hagan competencia y además ver cómo de imprescindible es el español.

Si hay título, Alonso seguirá en Ferrari, de eso no hay ninguna duda, pero si esta temporada se parece a las anteriores su continuidad estará en el aire.