La selección española es uno de los equipos que va a participar en los octavos de final del Mundial de Rusia 2018, pero ni mucho menos es el equipo que mejores sensaciones ha dejado. El conjunto de Fernando Hierro ha dado muestras de una debilidad atrás que no se esperaba, y cada ataque, aunque no sea especialmente peligroso, genera una tensión digna de estudio.

Los datos atestiguan una realidad: España concede demasiadas ocasiones, y muchas de ellas acaban en gol. A David de Gea le han disparado seis tiros entre los tres palos en los tres encuentros que han disputado. De ellos, cinco han sido goles (tres de Portugal, dos de Marruecos). No es la estadística deseada para un equipo pretendidamente favorito, y que cuenta en sus filas con algunos de los mejores jugadores puesto por puesto, incluido el propio portero.

Que De Gea haya tardado tres partidos en hacer sus primeras paradas lo dice todo. El portero del Manchester United no está atravesando su mejor momento, y aunque en la primera mitad del encuentro ante Marruecos dejó un par de buenas intervenciones, también lo es que cada disparo es prácticamente garantía de gol en contra. Prueba de que no está todo lo bien que se esperaba es el disparo que mandó Amrabat a la cruceta: De Gea se quedó clavado. O su mala salida en un córner, con un puño blando que ni fue despeje, ni alejó el peligro.

No toda la culpa es suya. Sergio Ramos y Gerard Piqué tampoco salen bien parados, ya que son los principales responsables de evitar que los delanteros rivales se acerquen. En el caso del defensa del Real Madrid, fue protagonista de Andrés Iniesta en el error que propició el primer gol del encuentro, de un Boutaib que casi ni se creía que su disparo se colase entre las piernas del portero español.

Queda Mundial por delante. Al menos, un partido: contra Rusia. Los anfitriones, sobre el papel, tampoco son una gran potencia que pueda complicarle la vida a España, aunque si no se ponen las pilas en la parte de atrás de España, igual Vladimir Putin se lleva otra alegría.