David de Gea, 'The Gold-keeper'

David de Gea
David de Gea
Luis Grañena
David de Gea

El hijo de Julia Roberts quería conocer como fuese a David de Gea, el mejor jugador del Manchester United las tres últimas temporadas, superando las prestaciones de Cristiano Ronaldo en los 'Red Devils'. Hay niños a los que se le cumplen sus sueños. A David nunca le gustó demasiado el foco, siempre mantuvo una distancia prudencial con la prensa. Solo le gustaba el papel de periódico cuando, envuelto en celo, se convertía en la primera pelota que le regaló su tío. A su padre, José, le debe el amor por la portería, curtido en las del Getafe, cuando el equipo azulón aún deambulaba por Tercera División. Le inculcó una devoción por el 'Chopo' Iribar, el mítico portero del Athletic. A su madre, Mariví, una constancia inquebrantable para recorrer 50 kilómetros diarios entre Illescas y Casarrubuelos, en el tránsito donde se forjan los futbolistas de verdad.

Aunque parecía dotado para jugar de delantero en el Colegio Castilla, muchas veces asumía el papel de portero-delantero para evitar peleas entre sus compañeros. A un talento extraordinario consiguió unir una gran tranquilidad y seguridad. En el Atlético de Madrid empezó a pulir unos reflejos asombrosos. Mítica es su imagen entrenando con Emilio Álvarez, el actual preparador de porteros del United, lanzándole pelotas de tenis a su cara, protegida por una máscara de receptor de béisbol. Quique Sánchez Flores se saltó el escalafón, sentó a Asenjo y a Yoel y colocó a su tercer portero de primero. Cuando el United pagó 20 millones por su fichaje, después de seguirle durante tres años, David regaló un reloj de oro viejo de bolsillo a su entrenador, como muestra de agradecimiento a esa confianza.

Carne de tabloide

Los inicios en Inglaterra no fueron fáciles. Primero, la imagen de tres empleados con una sábana intentando evitar que se le fotografiase a la entrada al reconocimiento médico por el mítico club inglés. Entre el banquillo y la falsa acusación de irse de un supermercado sin pagar unos donuts se convirtió en carne de los tabloides ingleses. Pronto se dio cuenta de la dimensión planetaria del United y de las alargadas sombras del danés Peter Schmeichel y del holandés Edwin Van der Sar. Por su parecido físico con este último, pronto se le bautizó como 'Van der Gea'. Cada año ha mejorado hasta ser bautizado por una portada de 'The Sun' como 'The Gold Keeper', el portero de oro.

Cuando Iker Casillas conquistó su primera Champions League en Glasgow, David aún era canterano del Atlético. Trabajó, se convirtió en un ángel de la guarda para los aficionados del United y esa jerarquía en un gran club le abrió las puertas de la titularidad en la Selección. Se quedó a un fax de convertirse en jugador del Real Madrid y de volver a la capital de España para reunirse con su novia, la cantante Edurne. En España pasó un mal trago, viéndose envuelto en el llamado 'Caso Torbe' e incluso el presidente del Gobierno Pedro Sánchez habló de "incomodidad" por su presencia en el equipo nacional. Iker Muniaín y el propio David no fueron ni siquiera investigados, pero aquello sirvió para un distanciamiento mayor con nuestro país y con los medios.

Mal inicio de Mundial

Ahora, afronta el reto de su vida: defender la portería de España como titular en el Mundial de Rusia. Sin duda, no ha comenzado bien. En el partido contra Portugal del pasado viernes (3-3) cometió un error grave en el segundo tanto de Cristiano Ronaldo e hizo la estatua en el tercero, un golazo. Se fue del campo sin hacer una sola parada. La mejor noticia para él, sin duda, el apoyo incondicional que halló tras el partido por parte de sus compañeros y su entrenador, Fernando Hierro.

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