De repente, la fotografía, que impacta sin avisar. En mitad de la carrera de montaña más famosa del mundo, el Ultra Trail del Mont Blanc, y rodeada por zombies en busca de energía tras horas y horas corriendo sin parar, Sophie se detiene... y amamanta a su bebé. Después sigue su camino, que la conduce a la meta tras 43 horas de aventura, comiendo y bebiendo por dos. El pasado fin de semana pasó por Madrid: no es atleta, ya es inspiración.

Y llegó la fama ¿Lo esperaba?

En absoluto, la primera sorprendida he sido yo misma. Todo fue casualidad. La foto me la hizo el fotógrafo que sigue a Kilian Jornet y cómo él se retiró en lugar de estar como siempre aprovechó para hacer fotos de los corredores populares. Me vio dar el pecho y vino a pedirme permiso para hacer la foto. Acepté porque era mi forma de protestar ante la organización por no considerar estar embarazada causa suficiente para poder aplazar la participación de un año para otro. Yo me volví a casa tan feliz y fue mi hermana la que me llamó como loca unos días después para decirme que habían subido la foto al Instagram de Women's Health y que tenía miles de likes y comentarios. Yo ni siquiera tenía Instagram. Me han hecho entrevistas en la BBC, en la CNN, ahora he venido a Madrid a este homenaje, pero mi vida no ha cambiado.

¿Cómo fue la carrera? ¿Cuándo pensó en amamantar a su bebé?

Sólo cuando llegué a Chamonix tuve claro que intentaría acabar la prueba. Fue cuando viendo la entrada en meta de los participantes en las carreras de distancias menores que se hacen durante la semana, mi hijo mayor veía a otros niños entrar de la mano de sus padres o madres y decía: «Ese seré yo cuando tú vayas a entrar en meta, mami». ¡No podía decepcionarle! Con mi marido teníamos clara la estrategia de dónde amamantarle y sacarme leche y sobre todo de lo que debería comer cada hora, que eran 300 calorías, para tener energía para correr y a la vez generar leche.

¿Qué le decía su familia?

Están acostumbrados totalmente. Mi familia siempre ha pensado que estoy un poco loca, pero saben que soy feliz.

¿Y la gente en los avituallamientos?

Tampoco mucho, algunos corredores sí que me decían que tenía mucho mérito y si necesitaba algo.

¿Llegó a pensar en el abandono?

En carrera nunca pensé en dejarlo. Es cierto que tuvo momentos muy difíciles, no tanto por la dureza del recorrido sino por la falta de sueño. No dormí más que 20 minutos durante dos días pero estaba acostumbrada a dormir poco. Todas sabemos que un bebé es un buen entrenamiento para poder vivir durmiendo lo mínimo.

¿Corría más rápido para poder llegar a tiempo de amamantarlo?

¡Ojalá hubiera podido correr más! En el Ultratrail del Mont Blanc la mayor parte de la prueba vas caminando y en las bajadas tenía que ir con mucha precaución, porque las mujeres tras el parto tenemos los ligamentos débiles.

¿Qué sintió a la llegada? ¿Qué tal fue el trato con la carrera?

Disfruté como nunca esa llegada con mis hijos. La organización espero que cambie sus normas y acepte que igual que una persona lesionada que tiene los puntos para participar puede hacerlo el año siguiente, también tenga esa opción una embarazada. Si se logra, habrá merecido la pena el esfuerzo.

Se ha convertido en un símbolo.

Nunca lo hubiera imaginado, pero me hace feliz que pueda inspirar a tantas mujeres a ser madres más fuertes, a pensar que pueden sacar tiempo de dónde parece que no lo hay para ellas y para sus retos.

¿Qué le gustaría que enseñara su experiencia a la gente?

Que ser madre no es obstáculo para seguir viviendo una vida llena de experencias. Los niños no son obstáculo ni excusa, son una motivación. Si tú eres feliz, es más fácil que ellos lo sean.

¿Hay machismo en el running?

Mismamente el Ultratrail que no considera el embarazo, como si fuera algo que no existiera, podría ser caso de machismo.