El FC Barcelona jugó más de medio partido contra el Girona FC por un jugador menos debido a la expulsión de Clement Lenglet, a instancias del VAR. El árbitro Gil Manzano revisó la jugada a instancias de su asistente de vídeo y decidió mostrar tarjeta roja al defensa francés, que propinó un codazo a Pere Pons. La acción no mereció tanto castigo, según expresaron varios estamentos del club tras el empate final (2-2).

"Parece que el VAR está para hacer justicia pero yo tengo la sensación de que no es expulsión", se quejó el entrenador, Ernesto Valverde en declaraciones a Movistar+. "Quizá Lenglet se quiso proteger, pero agresión no es ni de lejos. Yo pensaba que iba [al monitor del VAR] a consultar la falta del rival".

"Con el VAR te quedas tranquilo, porque está muy analizado y seguro que es la decisión correcta", dijo el otro entrenador, Eusebio Sacristán.

“El contacto está porque se ve en la imagen", admitió en el mismo canal Sergio Busquets, "pero es instintivo ya que recibe una patada que es falta y el contrario le pide incluso disculpas. Yo soy partidario del VAR, pero que se aplique bien e igual para todos. Hay que mejorarlo en los fueras de juego, penaltis, en todo”, concluyó.

Aún más rotundo se mostró su compañero Arturo Vidal: "Es increíble. El VAR es para ayudar, no para perjudicar. Esperemos que no se vuelvan a cometer estos errores".

En el palco, Guillermo Amor vio la jugada de un modo parecido: "La primera imagen que tenemos todos, incluso el árbitro, es que Lenglet se lleva el balón ante la presión del delantero, que hace falta. Es verdad que hay contacto con el codo, pero entiendo que no ha sido queriendo. Ha sido un gesto. A veces se mueven los codos. Lenglet tenía ventaja".

Valverde se quejó de que la jugada marcó el partido: " Teníamos dominado el juego y a raíz de ahí nos ha condicionado un poco. Hemos tenido la mala fortuna de encajar al final del primer tiempo y a principio del segundo".