De Asturias a Arabia pasando por Marruecos. Ese es el camino que emprende desde este fin de semana Fernando Alonso en su aventura dakariana, con la disputa del que siempre ha sido considerado como el gran test final para el raid más duro del mundo. Después de un debut un tanto dubitativo en la Lichtenburg 400, la pareja Alonso-Coma ha estado probando estos días en el país magrebí antes de que arrancara la disputa de la prueba este mismo jueves.

El objetivo de Alonso es tener un contacto mucho más serio con las arenas que se encontrará en Arabia, si finalmente se confirma su inscripción en el raid del próximo mes de enero. Y es que de sus sensaciones finales en Marruecos dependerá su decisión final, como confirmó a los medios antes de tomar el vuelo hacia Rabat.

“Va a ser un momento importante. Habrá ocho o nueve días en coche y muchos kilómetros, muchos más de los que he hecho hasta el momento. Por eso la idea más clara y concreta de cómo me siento y si quiero o no correr el Dakar será después de disputarlo”, admitió.

Alonso y Coma no tendrán que competir sólo contra las propias dificultades del trazado previsto, que tendrá forma de trébol con bucles con salida y llegada en el mismo bivouac, primero en Fez y luego en Erfoud. Será la primera vez que Alonso tenga delante a los grandes 'cocos' del Dakar, empezando por su buen amigo (y uno de los que más le ha 'liado' para que se metiera en este fregado) Carlos Sainz, y pasando por el que ha sido su maestro de lujo, Nasser Al Attiyah.

Sainz y su copiloto Lucas Cruz presentaron el buggy del X-raid Mini John Cooper Works apenas un día antes de que se pusieran en marcha los motores. El madrileño, ganador de dos Dakares además de sus dos mundiales de rallies, se olvidará de la gran relación que tiene con Alonso si finalmente se convierta en uno de sus rivales.

Con un coche idéntico al de Sainz competirá Stepháne Peterhansel, sin exagerar la mayor leyenda del Dakar. El hombre que ha conquistado 13 veces el raid más duro del mundo estará al volante del otro Mini del X-raid, aunque esta vez tendrá a su lado a una copiloto que le conoce a la perfección: su esposa Andrea. Ambos han compartido desde siempre una pasión por los rallies, y el francés tratará de demostrar en Marruecos que su candidatura para su decimocuarto trofeo 'touareg' va muy en serio.

La gran incógnita es Nani Roma. El catalán se estrena con el exmotard Dani Oliveras como copiloto al volante del Borgward BX7 DKR EVO, que apenas ha rodado. De características similares al del Mini, su intención es demostrar que no necesita el apoyo de una marca oficial de gran calado para triunfar, tanto en Marruecos como en el Dakar.