Las peticiones finales del juicio contra Dani Alves: de la absolución a la pena máxima

Europa Press
El juicio al futbolista Dani Alves ha quedado visto para sentencia.
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El juicio contra Dani Alves por la presunta agresión sexual que cometió contra una joven de 23 años el 30 de diciembre de 2022 en la discoteca Sutton de Barcelona ha llegado este miércoles a su fin después de tres intensos días en los que ha habido tiempo para todo. Se han repasado todas las pruebas existentes y todos los testimonios aportados, las partes implicadas han jugado sus bazas para defender sus intereses, y el proceso judicial ha finalizado a la espera de una sentencia en firme.

Se desconoce cuál será el veredicto del tribunal. Como era de esperar, Alves ha vuelto a defender su inocencia a capa y espada argumentando que todo lo sucedido entre él y la víctima fue consentido, y tras su última intervención, tanto la Fiscalía como la acusación particular y la defensa del brasileño han puesto las cartas sobre la mesa con sus conclusiones finales para influir y determinar la decisión definitiva del tribunal.

Fiscalía

Ambas acusaciones han sido implacables con el exfutbolista del Barça, y se han ceñido a repasar el testimonio de la joven para desmontar los argumentos de la defensa de Alves. En el caso de la Fiscalía, representada por Elisabeth Jiménez, su estrategia fue repasar las incongruencias del brasileño en sus cinco versiones distintas de los hechos: "¿Por qué no fueron a la suite y no a un aseo asqueroso? Porque ella no consintió la relación. Alves se sentía impune y así actuó".

"La chica hizo un esfuerzo terrible y se rompió en diferentes ocasiones para explicar la agresión. Si tienes que coger por el pelo a una chica y pegarle a la cara es difícil confundir que no existía el consentimiento, ni siquiera estando ebrio. Le dieron igual sus súplicas. La agarró del cuello, la lanzó al suelo, le tuvo que dar varias bofetadas. Difícilmente puede haber una confusión en esa situación. Si ella dice hasta aquí, es hasta aquí. No puede continuar él sólo sin que ella quiera", prosiguió Jiménez, que puso en duda las prisas de Alves para abandonar el local aquella noche.

Del mismo modo, tras desacreditar la teoría del consentimiento, la fiscal incidió en el estado de estrés postraumático de la víctima, y en su miedo a denunciar: "Ella se sentía culpable de haber entrado a ese lugar. Es un sentimiento habitual en víctimas cuando no merecen culpa alguna. Nadie se piensa que una situación incómoda puede acabar con una agresión sexual". Finalmente, la Fiscalía se ha mantenido en sus pretensiones iniciales, y ha pedido de nuevo 9 años de cárcel para el brasileño.

Acusación particular

La abogada de la víctima, Ester García, fue incluso más enérgica en su intervención, comenzando por una defensa a ultranza de la joven de 23 años presuntamente agredida sexualmente, que sigue de baja laboral e incluso acudiendo al psiquiatra: "A nuestra representada le ha sido muy difícil llegar a este juicio, muy difícil. Decía que no quería denunciar, tenía miedo de que no la creyeran. Realmente estaba en estado de shock".

"Lo que pasó antes de entrar en el lavabo, me es igual. También me es igual que la chica fuese a 'perrear'. Si dice no, es no. El procesado obviamente sabía que no quería. Es un acto de humillación, cuándo la tiró al suelo, la golpeó y le dijo que era su 'putita'", prosiguió la acusación, denunciando el maltrato y las vejaciones que sufrió la víctima en el proceso de la agresión sexual y poniendo en valor todas las pruebas que indican la violación.

"Alves ha descrito lo que ocurrió en el baño como alguien totalmente pasivo y que sólo se levantó para eyacular fuera. Su versión es materialmente imposible de sostener. No ha existido ninguna reparación del daño", finalizó su intervención Ester García, descartando la validez de los atenuantes presentados y defendidos después por la defensa de Dani Alves. Finalmente, la acusación particular tampoco se movió de sus exigencias iniciales y pidió la pena máxima de 12 años de prisión.

La defensa de Dani Alves

El propio Alves, que compareció por última vez justo antes de los alegatos finales, negó haber cometido ningún tipo de agresión sexual contra la joven y aseguró una vez más que la relación fue consentida, que hubo atracción entre ambos y que en ningún momento la impidió salir del baño del reservado. Su abogada, Inés Guardiola, fue incluso más allá: "La declaración de mi defendido ha sido corroborada. El señor Alves no se ha limitado a dar una versión, está verificado por elementos periféricos".

La abogada de Alves argumentó que su cliente había visto sus derechos fundamentales vulnerados en el proceso, y que el discurso de la víctima estaba preparado para "no incurrir en contradicciones". También puso en duda el estrés postraumático de la víctima y su "vergüenza" a la hora de presentar la denuncia, su relato al completo ante la ausencia de heridas vaginales, e incluso el mismo hecho de que la chica se encontrase incómoda.

"La declaración de la denunciante no se ajusta a la realidad, es incoherente sobre cuándo, cómo y quién accede al reservado. La denunciante no sólo no rehúsa una actitud sexual, sino que la devuelve. Se ha pretendido presentar al señor Alves como un acechador. No es cierto y lo han demostrado las cámaras", añadió Guardiola antes de pedir la absolución del brasileño y su libertad condicional, que no fue concedida y se replanteará en los próximos días.

"La sexualización del comportamiento entre denunciante y denunciado es clara. Restregó su culo en las partes íntimas de mi defendido, bailando pegada a él y realizando un sinfín de movimientos manifestando su interés y atracción. ¿Si no sabía quién era, cómo es que intentó hacer fotos antes de bailar con Dani Alves?", finalizó la abogada de Alves, que presentó hasta tres atenuantes para reforzar su petición de absolución: de "error invencible", de reparación del daño y de embriaguez.

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