Pedro Acosta: "No tengo un objetivo, he aprendido a no ponerme presión"

Pedro Acosta celebra el campeonato del mundo de Moto2.
Pedro Acosta celebra el campeonato del mundo de Moto2.
AP/LAPRESSE
Pedro Acosta celebra el campeonato del mundo de Moto2.

Carismático y dotado de un talento excepcional, el joven murciano Pedro Acosta (Mazarrón, 2004) se ha convertido en toda una realidad en el deporte de dos ruedas. Con tan solo 19 años y 171 días, consiguió proclamarse bicampeón del mundo en tres años, algo que hasta la fecha ningún otro piloto había logrado. Después de una temporada llena de triunfos en la categoría media con siete victorias y 14 podios, el conocido como ‘Tiburón de Mazarrón’ se sumerge este año en las aguas profundas de la categoría reina, MotoGP.

En la temporada de 2020, antes de que comenzara el Mundial, se quedó sin equipo con el que correr. ¿Qué pasó entonces por su mente?Fue todo de la noche a la mañana. Me quedé sin equipo un lunes y un jueves firmé un contrato. Fue una transición rápida. Es verdad que, si me hubiera quedado sin equipo, la fábrica de KTM me apoyaba otro año más para seguir corriendo la Red Bull Rookies Cup. No estaba quedándome sin nada como quizás lo he pintado siempre, pero estaba muy cerca de que las cosas se acabasen.

En 2021 sube al Mundial de Moto3 y gana el título en su debut. ¿Cómo vivió ese año?Pasé de ser un desconocido a que todo el mundo me conociera en el paddock. Fui una persona a la que se le dio todo muy deprisa. Entré a un equipo oficial en mi primer año e hice resultados buenos rápido. Fue complicado. Llegué sin ninguna expectativa, sin un euro en el bolsillo. Todo el proceso de entrar en un equipo que, digamos, no es de lo mejor e ir escalando en un año o dos, no lo tuve.

¿Cómo cambio su vida a nivel personal?Fue un salto muy grande, pase de la oscuridad a brillar como nunca. Llegaba de un pueblo muy pequeño en el que fuera de ahí nadie me conocía y, en nueve meses, pase a que no pudiera salir a la calle, que vinieran a tocar la puerta de casa. Hicimos como 20 eventos en cuatro días. Llegó un momento que mi mente colapso. A partir de entonces, aprendí a tomarme las cosas con más calma. Ese primer año se me hizo bola. Todo vino de golpe. No hubo una preparación previa como la que he tenido este año en Moto2.

Con todas las expectativas que se crearon y las noticias que leería, ¿cómo mantuvo la cabeza fría de cara al campeonato?Nunca he sido muy de redes sociales, no les presto mucha atención. Soy un hippie en ese sentido. Así que lo que hice fue evadirme de los comentarios que no venían a cuento o de los que creía que me iban a doler. Pase mucho tiempo en mi cabeza, reflexionando a ver qué pensaba. Lo difícil es cuando los mensajes te empiezan a afectar, crees que la gente te conoce, cuando realmente hay muy poca que lo haga de verdad. Hay que saber diferenciar y darse cuenta de que no es lo mismo el Pedro Acosta que aparece en televisión con el Pedro Acosta persona. Por mucho o poco que lo entienda la gente, solo soy un chico normal.

En su primer año en Moto2, la gente siguió poniéndole mucha presión. Al final, quedó en buen lugar, pero no en el que muchos señalaban. ¿Qué balance hizo?Tengo un balance mucho más positivo que negativo a nivel personal más que profesional. Creo que no ha cambiado tanto el Pedro Acosta del año pasado al Pedro Acosta de este año o del 2021. El problema no fue que la gente pusiera en mí muchas expectativas, sino que hasta yo me las creí. El primer día de pretemporada llegué a decir que ese año iba a pelear por el Mundial. No era un objetivo real, pero para ese momento la expectación que incluso yo me había formado era tan grande, que llegó a que me creyese que eso era lo lógico. Pensé que ese tenía que ser otra vez el año. Me puse demasiada presión, tenía mucha prisa en conseguir resultados rápido.

Por aquel entonces, tenía 18 años. ¿Qué lecciones aprendió?El hecho de lesionarme y que no todo me saliera bien me sirvió para darme cuenta de que no todo era tan fácil, que no te puede tocar la lotería siempre. El año anterior había crecido en una burbuja en la que todo me salía bien y no era real. Iba a un circuito nuevo y ‘Pedro Acosta gana’. Iba a una carrera, me caía y ‘Pedro Acosta remonta y hace octavo’, salía el 25 en parrilla y a la quinta vuelta iba primero.

¿Diría que esa ‘burbuja’ en la que estuvo el año anterior le llegó a bloquear en algún momento?No pienso que esas expectativas o presión me llegaran a frenar el desarrollo, pero sí a ralentizarlo mucho más. Si las carreras en las que me caí, muchas por cabezón, me las hubiera tomado con más calma, la progresión hasta el fin de la temporada hubiera sido mucho más positiva. Me gustaría haber tenido un pensamiento más pausado, terminar la carrera, aunque sea octavo o quinto. Eso me hubiera sumado tiempo en la moto y me hubiera acercado más al primero. Al final, la temporada estuvo llena de altibajos y así es difícil luchar por algo serio.

Fue un año duro, ¿con qué se queda?Me quedo con el hecho de haber sentado la cabeza. Decir ‘vale, ahora es momento de esto y hasta que esto no esté bien, no paso a lo siguiente’. Porque ese fue el problema. Quería hacer tantas cosas que no me daba tiempo a hacer ninguna. Me entraban las dudas. Me caía y no lo entendía. ¿Por qué no sé expresarme como me expresaba el año pasado? No es que no supiera expresarme, es que en ese momento aún no estaba preparado. De alguna forma, toda la base que hicimos ese año cometiendo errores, me han guiado este año para estar más tranquilo y saber en qué punto enfocarme más. Ahora, puedo llegar al box y me da tiempo a respirar, calmarme y pensar bien las cosas, saber priorizar.

En pocos meses empieza su temporada en MotoGP, ¿qué objetivo tiene?Realmente no tengo un objetivo como tal. He aprendido a no ponerme esa presión. Pero es verdad que, a partir de mitad de año, me gustaría empezar a ser competitivo. Competitivo en el sentido de hacer buenos entrenos, estar entre los diez primeros. Para mí eso sería una progresión buena, porque no creo que vaya a llegar al cielo y tocarlo. Las motos ya no son como en la época de Márquez o la de Lorenzo, donde había cuatro motos buenas y todos lo demás sabías que no ibas a ser competitivo. Ahora, el problema es que todas las motos son buenas, todas son competitivas y del primero al último hay medio segundo. La diferencia la marcan pequeños detalles.

La electrónica y aerodinámica influye cada vez más y es complicado que el piloto esté por encima de la moto. ¿Si hubiera menos ayuda en este aspecto habría más diferencia entre pilotos?Habría bastante más diferencia. No considero que ahora cada piloto pueda ganar un Mundial de MotoGP, pero sí que es más fácil llegar a un nivel que antes quizás era muy complejo llegar. El paso a ser un piloto competitivo en MotoGP era un proceso más lento, más natural. Donde hace seis años en dos décimas estaba el primero y el segundo, ahora en dos décimas está del primero al quince.

¿Hay alguna novedad ante esta situación?Ahora parece que se quieren establecer nuevos reglamentos para reducir la electrónica y aerodinámica de la moto y eso ayudaría bastante, primero, al espectáculo de cara al espectador y segundo, a que haya más diferencia entre el primero y el último. En las carreras hay grupos muy grandes, mucha gente entre medio y, hay que ser sinceros, eso también implica más riesgo. Porque no es que vayas dentro de un coche, el problema es que aquí hay un piloto y una moto que van por separado, y mucha gente detrás con motos que vienen muy rápido. Quitar electrónica haría que todo sea más difícil y que el embudo que ahora está tan abierto, se vaya cerrando poco a poco.

¿Ese posible cambio en el reglamento es lo que necesita MotoGP para volver a tener esa repercusión que tenía antes?Para ser sincero, se necesitan carreras en abierto. Antes, ibas por la calle y preguntabas quién era Valentino Rossi y, aunque esa persona no supiera de motos, sabía quién era o le sonaba su nombre. Ahora, es diferente. Ya no todo el mundo sabe quién es Marc Márquez, ni todo el mundo sabe quién es Pedro Acosta. El Mundial de Motos es un show atractivo para el público y, aunque no se vean tantas rivalidades como antes, sigue estando el morbo, la acción. Tiene mucho potencial. Pero se necesita carreras en abierto, que la gente se siente a comer y, aunque sea al día siguiente, en el telediario se hable de motos, que en Teledeporte haya carreras. Al final, no digo que todas las citas sean en abierto, entiendo los intereses internos que hay. Pero la familia que tenga dos niños y tenga que prescindir de algo para poder pagar la hipoteca o dar de comer a sus hijos, se quitará el capricho de ver las motos.

¿Qué haría usted?Hay que hacer que el piloto sea más cercano con el fan. Se ha llegado a un punto donde somos vistos como estrellas del show desde la distancia. Si caigo bien a la gente, es porque intento acercarme mucho a ellos y eso no es fácil. Necesitan que seas uno más. Quieren ver que estás cenando en el mismo restaurante que ellos. Que salgas y te bajes del coche vestido normal. Que te hagas fotos, que estés el tiempo que hagas falta. Fui un fan no hace tanto tiempo. Veía las carreras en televisión y sé lo que me hubiera gustado como fan o como niño y es eso mismo lo que intento transmitir. Al final, tienes que acercarte y hacerte ver como lo que eres, una persona normal.

Hace unos días anunció que MT Helmets dejaba de ser su patrocinador y afirmó que esta marca le había salvado su carrera deportiva ¿De qué manera lo hizo?En el primer año del Mundial fue de los pocos sponsors que me puso un sueldo pequeño, porque la realidad era esa, no tenía para entrenar. Era un niño y la situación económica en casa no era la mejor del mundo. Ese año nadie puso un ‘pero’. El objetivo era ganar, hacerlo bien y se volcaron mucho en ese casco. Iba cada semana a decir que el casco no me gustaba hasta que al final consiguieron dar en la clave. Es una pena que estos dos caminos se hayan separado, creo que esa relación podría haber seguido muchos años más y haber creado algo muy nuestro. Un casco que se había hecho en Murcia, en casa, hacia el mundo. Con el que habíamos ganado mundiales. Me queda mal sabor de boca irme así, pero sé que algún día volveré a casa.

¿Cree que, por cuestiones económicas, muchos pilotos con gran potencial no llegan o que, de una forma u otra, el talento siempre gana?Por desgracia no siempre el talento gana. Se ha quedado atrás mucha gente que para mí era muy buena. A veces, tanto por tema económico no se llega, como por tema económico se deja de evolucionar. No siempre se vence a las dificultades económicas, pero también soy del pensamiento de que, si hay talento, rodearte de un buen círculo de personas que estén apasionadas por las motos, ayuda. Es verdad que nadie pone para no recibir, pero creo que hay gente que arriesgaría todo por un piloto.

¿Hasta qué punto debe alguien arriesgar su economía?Algunas familias de pilotos de MotoGP lo hipotecaron todo para que esos niños llegaran ahí, pero son casos excepcionales. Eso sale una vez bien cada cien años. No es el mejor ejemplo, hay que ser también realistas. Al principio, hay que tomárselo como un juego. Primero ese niño debe tener una vida, tener un techo, una casa y una comida en la mesa y luego, si se puede, irán las motos.

¿Cómo es la rutina de un piloto de motos en el Mundial?Desde que dejé el instituto para dedicarme a las motos entreno ocho horas al día. Llevo desde los 16 o 17 años levantándome a las seis de la mañana para ir a un gimnasio. De ahí, voy a desayunar y me voy a entrenar con la moto desde las nueve de la mañana hasta la hora de comer. Después, me vuelvo al circuito de cuatro a ocho de la tarde. Luego, cuando vuelvo a casa, tengo que hacer el mantenimiento de la moto, que eso no me lo hace a nadie. Toda esa parte que no se ve en la televisión, es lo realmente complicado. Dices, ‘levantarme ahora a las 6:00 a.m. con el frío que hace, que está lloviendo, o sin llover, da igual. Los ojos pegados de camino al circuito ¿Qué necesidad?’ (Risas). Pero, no me quejo. 

Muchas veces me recuerdo que estoy viviendo el sueño que miles de personas en sus casas querrían vivir. Es mi trabajo, vivo de ello. Con seis años hubiera deseado hacer esto cada día. Si pudiera ir hacia atrás, sabiendo todo lo que sé, sabiendo que lo he pasado mal, que me he roto huesos, le daría al botón para que pasara exactamente lo mismo.

¿Qué significaría para usted ganar MotoGP?Ganar MotoGP para mí significaría todo. Lo difícil de ganar es que ese día solo recuerdas los momentos malos. Vas a recordar la penuria. Recuerdas el día que no tenías ganas de levantarte para hacer cuatro horas de bici, las caídas, todos los sacrificios. Ganar sería la satisfacción de decir ‘todo ha merecido la pena’, porque han sido muchos días en los que te lo has cuestionado.

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