El derbi vasco entre Real Sociedad y Athletic deja la imagen del año en LaLiga

  • El comportamiento de las aficiones rivales fue ejemplar durante todo el encuentro, como suele ser habitual.
El derbi vasco del pasado sábado será uno que se recuerde durante años, especialmente entre la afición 'txuri urdin' después de la goleada (3-0) de la Real Sociedad al Athletic en el Reale Arena. Hubo buen fútbol, hubo golazos, hubo celebraciones históricas y virales como la de Kubo... pero, sobre todo, hubo deportividad y hermanamiento.
El derbi vasco del pasado sábado será uno que se recuerde durante años, especialmente entre la afición 'txuri urdin' después de la goleada (3-0) de la Real Sociedad al Athletic en el Reale Arena. Hubo buen fútbol, hubo golazos, hubo celebraciones históricas y virales como la de Kubo... pero, sobre todo, hubo deportividad y hermanamiento.
El derbi vasco del pasado sábado será uno que se recuerde durante años, especialmente entre la afición 'txuri urdin' después de la goleada (3-0) de la Real Sociedad al Athletic en el Reale Arena. Hubo buen fútbol, hubo golazos, hubo celebraciones históricas y virales como la de Kubo... pero, sobre todo, hubo deportividad y hermanamiento.
Un aficionado del Athletic sonríe rodeado del fondo de animación 'txuri urdin' en Anoeta.
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El derbi vasco del pasado sábado será uno que se recuerde durante años, especialmente entre la afición 'txuri urdin' después de la goleada (3-0) de la Real Sociedad al Athletic en el Reale Arena. Hubo buen fútbol, hubo golazos, hubo celebraciones históricas y virales como la de Kubo... pero, sobre todo, hubo deportividad y hermanamiento

El encuentro pasará a la posteridad como el ejemplo fehaciente de que la rivalidad deportiva, bien entendida, es maravillosa. Lejos de odiarse a morir como sucede con otros derbis españoles, las aficiones de ambos equipos demostraron antes, durante y después del choque que su filosofía y su manera de entender el fútbol y la vida trascienden la violencia y la división.

Todo ello quedó constatado hacia el final del partido con una imagen viral que, probablemente, sea también la imagen del año en LaLiga. Con el 3-0 ya presente en el marcador y con apenas 20 minutos más de choque por jugar, Anoeta era una fiesta absoluta. En ese impasse, las cámaras de televisión se fijaron en el clásico muro de aficionados realistas, todos dados la vuelta al campo agarrados unos a otros, animando y divirtiéndose como nunca.

Una imagen típica como decimos de la afición de la Real cuando juega en casa, en la que se coló casi sin querer uno de sus rivales. En medio de la marabunta, rodeado por adversarios y rivales, resistía estoicamente un aficionado athleticzale que no podía hacer más que reírse de la situación. No era para menos, ya que pese a la derrota el espectáculo que estaba viviendo era digno de ser disfrutado incluso por el enemigo deportivo.

Varios seguidores de la Real, al ser conscientes de su presencia, en lugar de increparle por encontrarse en la zona de animación, le saludan y le palmean amistosamente los hombros, gesto devuelto y correspondido por el aficionado del Athletic. Un 10 sin paliativos a ambas aficiones, que volvieron a demostrar que es posible vivir con intensidad una rivalidad sin desear el mal al contrario.

No se trata de algo nuevo, independientemente de que esta vez quedase plasmado en esa estampa que apunta a ser icónica. El derbi vasco siempre se ha caracterizado por el buen entendimiento entre aficiones. Sí, son rivales y quieren la derrota del otro casi igual que sus propias victorias. Pero también son maridos, mujeres, hermanos, tíos, abuelos... familias y amigos que se quieren y se respetan por encima de unos colores, sin que esos colores pierdan importancia para ellos.

Muchos critican esa falta de animadversión y la utilizan para desacreditar la rivalidad euskera, pero son los mismos que celebran el muñeco de Vinicius colgando de un puente o el abuso contra aficionados visitantes por llevar la camiseta de su equipo al derbi. Pasa en Madrid, en Barcelona, en Sevilla o en Valencia, y en todas esas ciudades deberían en realidad tomar nota de lo que es un auténtico derbi, que honra los elementos comunes existentes entre ambos equipos y los valores más primordiales que debe transmitir el deporte a la sociedad. 

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