El líder de la Vuelta a España, Sepp Kuss, entró en el Angliru en tercera posición y salvó el liderato de la ronda española por tan solo 8 segundos sobre su compañero Vingegaard, una sorpresa completamente inesperada porque el ciclista americano pensó que cuando cruzó "había perdido el maillot rojo", después de no poder seguir a sus compañeros en las rampas más duras del coloso asturiano.
El ciclista del Jumbo-Visma confirmó que tiene "libertad" al igual que sus otros dos compañeros. Esta decisión la tomaron este lunes: "Tenemos libertad, los tres. Decidimos en el segundo día de descanso que el más fuerte debía ganar la carrera. Dijimos que no nos íbamos a atacar o ponernos en peligro, pero tampoco queríamos traicionar la carrera sabiendo que se podía hacer algo más. Es una pena frenarse en ciclismo", afirmó el norteamericano.
En este sentido, confirmó que a 2 kilómetros de meta, cuando el ritmo de Roglic le hizo descolgarse, apoyó a sus compañeros. "Dije por el 'pinganillo' que siguieran adelante, yo me puse a mi ritmo", aseguró.
También envió un mensaje de compañerismo tras finalizar la etapa: "No hay competición entre nosotros, hay buen rollo y somos amigos y estamos disfrutando de este momento porque tenemos buena forma, sensaciones y equipo".
Kuss afirmó que todavía le "queda una última bala", por lo que tendrá que gastarla en la doble subida a La Cruz de Linares de este jueves donde se juega esta Vuelta, destacó que posiblemente sea "la única oportunidad para ganar una grande, sería muy especial. Pero quiero hacerlo bien y saber que he ganado la carrera es por ser el más fuerte".
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