Al Real Madrid le toca conformarse con un empate (1-1) que no es un buen resultado tras un espectacular duelo de estilos ante el Manchester City. El juego vertical de los de Ancelotti contra el de posesión de los de Pep Guardiola dejó un fantástico choque que deja todo abierto para la vuelta con una plaza para la final en juego. Una genialidad de Vinícius adelantó a los blancos, que pudieron aumentar su renta. No lo hicieron, De Bruyne empató y el City aguantó el arreón final para que todo se decida en el Etihad.

Sacó Ancelotti todo lo que tenía, con ese once sobre el papel muy ofensivo, pero ni con esas logró el conjunto madridista hacerse con el control del balón. El City es el amo en esas lides y pronto acorraló a su rival, monopolizó la posesión y dio un pase tras otro, tras otro. Y después, otro más. 

Fruto de ese dominio, llegaron las primeras llegadas, casi ocasiones. A un disparo de De Bruyne y otro de Rodri respondió con seguridad, como siempre, Courtois. 

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Después apareció Haaland, pero en su versión light. Un chut centrado y flojo y un cabezazo sin peligro fue su carta de presentación ante un Bernabéu que le temía y tenía ganas de verle a la vez. 

El control del juego era absoluto de los de Guardiola, pero al Real Madrid no se le veía incómodo, como si su plan fuera ese. En cuanto agarraba el balón, buscaba un ataque veloz, sin especular. Era su plan.

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Los de Ancelotti no pegaban, pero sí amagaban. Un robo de balón de Vinícius acabó en un pase de la muerte que Rúben Dias evitó que se convirtiera en gol cuando Benzema ya estaba presto para empujar el balón a la red. Después fue el brasileño el que no llegó a cabecear, por un pelo, un gran centro de su compatriota Rodrygo. Y otra gran acción por la derecha acabó con Benzema controlando en el área, pero sin rematar cuando parecía tenerlo todo a favor. 

Muchos ‘uy’ en el Bernabéu, muchos ‘ohhh’, pero sin pegar el latigazo. Eso sí, el partido estaba cambiando de signo, con un City que tenía una posesión estéril y un Madrid que amenazaba en cada ataque, hasta que llegó el gol. El golazo, más bien. Camavinga superó la presión alta del equipo inglés, avanzó desde la izquierda y encontró a Vinícius en la línea de tres cuartos. Fue ahí cuando el brasileño se sacó un recurso que no se le conocía, un zapatazo desde la frontal que se coló por la escuadra ante la inútil estirada de Ederson para abrir el marcador. Entonces el partido se volvió algo tenso, con varios enganchones entre Carvajal y Grealish antes de que la primera parte llegara a su final.

Había cambiado la tendencia del partido, y así quedó claro tras el descanso, con el Madrid dando la sensación de poder marcar el segundo. Una jugada de tiralíneas arrancada por Kroos, continuada por Vinícius acabó en un zurdazo de Benzema ante el que tuvo que intervenir Ederson. Por el City, una gran ocasión de De Bruyne ante la que se lució Courtois, pero en la que había fuera de juego previo y un intento de Haaland que se encontró con la velocidad en el cruce de David Alaba. 

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Se vieron entonces los mejores minutos madridistas, con Kroos y Modric al mando, Camavinga rompiendo desde la izquierda y Vinícius y Rodrygo inspirados. Sin acierto, lo intentó desde lejos el conjunto blanco, primero con Rodrygo, después con Kroos y finalmente con Valverde. Era su momento de ampliar la ventaja y los jugadores blancos lo sabían.

Pero el gol no llegó y eso en la Champions siempre penaliza. El City se estiró, presionó muy arriba y fruto de un robo llegó el empate. De Bruyne enganchó un balón en la frontal y se sacó un disparo seco y con el exterior ante el que nada pudo hacer su compatriota Courtois. 

Sabía el Madrid que no era un buen resultado el empate y se volcó en el tramo final, llegando a tener dos grandes ocasiones. Un cabezazo a bocajarro de Benzema se encontró con una mano de Ederson y un zapatazo de Tchouaméni de nuevo se topó con el meta brasileño. El 1-1 deja un sabor agridulce al Madrid, que tendrá que ganar en el Etihad dentro de una semana si quiere jugar otra final más.