El contundente mensaje de Paco González contra los aficionados de Osasuna que pitaron el himno durante la final de Copa

Aficionados radicales de Osasuna.
Aficionados radicales de Osasuna.
Europa Press
Aficionados radicales de Osasuna.

La final de la Copa del Rey siempre es un evento que deja multitud de detalles interesantes. Se trata de la mayor fiesta del fútbol español, y como tal, se vive con una intensidad especial. Lo notan los jugadores, los técnicos, los árbitros... y lo demuestran siempre las aficiones, como hicieron ayer la de Real Madrid y Osasuna en Sevilla.

Sin embargo, como suele suceder también en nuestro país con excesiva frecuencia, normalmente cuando hay un equipo con una base sólida de aficionados independentistas detrás, hubo gente que quiso transformar la final en un evento político que, además de irrespetuoso, era totalmente innecesario. Mezclar deporte y política nunca es aconsejable, pero por suerte, este comportamiento de la afición 'rojilla' no empañó el resto del partido, aunque sin duda afea un acontecimiento tan especial como una final copera.

Como ha ocurrido otros años, todo sucedió durante el posado de los futbolistas ya en el césped, para escuchar como procedía el himno nacional de España. Algunos seguidores osasunistas, en lugar de escuchar y respetar, decidieron silbar y abuchear durante el himno, en clara protesta ideológica contra la monarquía española, allí representada por el Rey Felipe VI y la infanta Sofía, y contra el Estado español en su conjunto.

No contentos con ello, unos instantes antes, ya habían abucheado la llegada al palco de la familia real, e incluso atacado a Marta Sánchez por actuar con su himno de España con letra, mientras la grada madridista intentaba responderles. Una actitud y un comportamiento que cabreó e indignó a muchísima gente, entre ellos el periodista Paco González, que con una frase fue lapidario y dijo todo lo que pensaba:  "Ojalá se hayan quedado sin aire".

Como bien señaló después el mismo Paco González, los aplausos al himno fueron mucho más numerosos, pero los silbidos siempre suelen hacer más ruido. Casi tanto como la pancarta de Bildu instalada en Sevilla la mañana de la final, con el claro objetivo de provocar, que fue cubierta de inmediato en cuánto se supo de su existencia.

Un fin de semana maravilloso, una fiesta del fútbol nacional en la que las dos aficiones de dos clubes además que siguen perteneciendo a sus socios convivieron en paz y armonía, hermanados por las calles de Sevilla. Sin embargo, algunos radicales pretenden convertir el fútbol en otra cosa, en un espectáculo de violencia y desconcordia, pero por suerte no lo lograron.

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