Nick Kyrgios está en su mejor momento, jugando el mejor tenis de toda su carrera, más centrado que nunca. Un combo perfecto para conseguir su primer título de Grand Slam, aunque para ello tenga que bajar del trono de Wimbledon a un Novak Djokovic intratable en la hierba del All England Club.

El serbio aspira a lograr su cuarto Wimbledon consecutivo, mientras que Kyrgios quiere aguarle la fiesta. Tiene ante sí la mejor oportunidad de su vida, después de haberse colado en la gran final del 'grande' británico sin tener que jugar las semifinales por la retirada de Rafa Nadal por lesión. Coronarse en Londres sería un hito definitivo en su carrera como tenista. Una carrera marcada por las polémicas, su actitud de bad boy y su maña fama.

"Es un abusón con una lado demoniaco", dijo de él Stéfanos Tsitsipas, mientras que Roger Federer le describió, simple y llanamente, como "un payaso". Kyrgios no tiene demasiados amigos en el circuito ATP, aunque parece importarle entre poco y nada. "No salgo ahí fuera a hacer amigos. Salgo a jugar al tenis y a ganar Wimbledon", declaro el australiano tras su bochornoso partido contra Tsitsipas.

Kyrgios se queda sin su gran ilusión: eliminar a Nadal para pasar a la final de Wimbledon

Y es que Kyrgios nunca ha tenido problemas en dejar correr su lengua o en no filtrar dando rienda suelta a una actitud bastante criticable. En una charla televisiva estimó que todas las multas que ha tenido que pagar a lo largo de su carrera ATP superan el medio millón de dólares.

Desde comentarios lascivos sobre las novias de sus rivales a ataques de ira que le llevan a lanzar una silla a la pista, pasando comentarios ofensivos e insultos, roturas de raquetas o acusaciones de no esforzarse durante algún partido. Eso por no hablar de cuando llamó corrupta a la propia ATP o señaló como "chivato" a un juez de línea después de haber escupido a un aficionado. Una joyita, vamos.

Sin embargo Kyrgios es más que un macarra bocachancla que de vez en cuando saca entre las piernas y monta un pollo. Detrás de todo eso hay un tenista, si quiere, como la copa de un pino. Además de haber ganando seis títulos ATP desde que saltó al profesionalismo, el australiano puede presumir de haber derrotado a los tres integrantes del Big Three la primera vez que se enfrentó a ellos. Un detalle que dice mucho del tenista detrás del tipo duro.

Aunque su asignatura pendiente es ganar un Grand Slam, el propio Kyrgios siempre ha defendido que se crece en los partidos importantes. "Me encanta salir y jugar partidos grandes. Es uno de los mejores ambientes en los que he jugado. Se notaba que el público estaba disfrutando de cada minuto del partido. Para esto jugamos… es un partido que nunca olvidaré". Estas palabras corresponden al día en el que el bad boy levantó tres puntos de partido para derrotar a Nadal en Acapulco en 2019. Quizás contra Djokovic en la final de Wimbledon de 2022 también tenga motivos para fardar.