El Milan volvió a conquistar la Serie A once años después de levantarla en 2011. El cuadro rossonero celebró por todo lo alto el título tras llevarse una lucha encarnizada con el Inter hasta la última jornada, donde se impuso al Sassuolo.

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Y una vez conseguido el trofeo liguero, llegó la hora de celebrar. En ella, hubo un protagonista absoluto: Zlatan Ibrahimovic. El sueco se convirtió en la gran estrella de la fiesta del Milan, gracias a su enorme carisma dentro y fuera del campo.

El delantero salió del túnel del vestuarios bien equipado. Con un puro en la mano al más puro estilo Carlo Ancelotti y botella de champagne en la mano hizo las delicias de los aficionados que presenciaron el acto de celebración del club.

Ibra no dudó en abrir por todo lo alto la botella y esparcirla a los que le acompañaban, como si se tratase de un podio de Fórmula 1 o de una etapa ciclista. Un show al que siempre está acostumbrado el futbolista de 40 años.

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"Le dedico este scudetto a Mino Raiola. Estaba muy cerca del Nápoles, él me dijo que era el único que podía salvar al Milan. Así fue. ¿Qué me habría dicho hoy? Que debería jugar unos 10 años más, así robamos más dinero", terminó señalando Ibra durante la fiesta con su habitual estilo cómico.