Rafael Nadal y Djokovic frustran en Roland Garros la rebelión de los soñadores italianos

Rafa Nadal
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EFE
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Eran las tres y media de la tarde en la pista Philipe Chatrier, qué calor, y la revolución italiana tomaba cuerpo. Era el día señalado por los dos niños transalpinos que, apenas llegados a la mayoría de edad, pretendían tomar al asalto el trono de la raqueta en un lunes inolvidable.

Sobre la pista central de Roland Garros el genial Lorenzo Musetti avasallaba al número uno mundial, Novak Djokovic, que se encontraba con dos sets abajo y un tremendo marrón por resolver. En el vestuario, Jannick Sinner, el otro prodigio italiano, aguardaba impaciente su turno, listo para un desafío aún mayor: tumbar el rey de la tierra, que atiende al nombre de Rafa Nadal.

Pero no. La bonita revolución de las raquetas quedó aplazada a quién sabe cuándo. Por el momento, no hay quien tosa a los dos treintañeros abusones. Cuando Djokovic despertó de la siesta y volvió del vestuario, sacó literalmente a Musetti de la pista a raquetazos y apenas le permitió ganar un solo juego hasta que el chaval se retiró alegando una lesión (6-7, 6-7, 6-1, 6-0, 4-0 y ciao).

Terminada la lección, Djokovic impartió su última clase a Musetti ante los micrófonos: "Me gusta jugar contra chicos jóvenes porque, aunque estén por delante, me siento físicamente en forma, sé cómo abordarlos. Jugadores como él todavía están desarrollando sus habilidades mentales. La experiencia es el mejor profesor". Pues eso.

Sinner luchó por un imposible

Y llegó el segundo acto, con Sinner y Nadal en pista. El chico de San Cándido ya ha jugado dos veces contra el de Manacor y en ambas plantó cara... para terminar saludando en la red como derrotado. Se propuso Sinner que esta vez fuera diferente y comenzó lanzado, rompiendo el servicio de Rafa y abriendo hueco hasta un peligroso 5-4, saque a favor y alfombra roja hasta el primer set.

Pero el chico tiene 19 años, escasos para mantener la sangre fría y el brazo firme en esos instantes: Nadal olió el miedo y puso las cosas en su sitio, firmando tres juegos seguidos y acomodando el parcial en su casillero, mientras Sinner comenzaba a afrontar la dura realidad que avista cualquier ser humano que se enfrente al chico de Mallorca en una pista de tierra y en un lugar de Francia: esta vez tampoco.

El partido ya estaba cuesta abajo y Rafa cogió carrerilla, replicando el escenario que unas horas antes había diseñado Djokovic abusando del soñador Musetti. Sinner todavía intentó resistir en el segundo set pero no había nada que hacer –lo perdió dando guerra–, y el tercero ya fue una sangría: Nadal no mostró piedad alguna y selló su clasificación para cuartos con un doloroso rosco (7-5, 6-3 y 6-0). Dio la sensación de que tanto el español como el serbio quisieron dar una importante lección a sus dos imberbes rivales: aún no ha llegado el momento de la sucesión.

A tres partidos del Gran Slam número 21

El triunfo sitúa ahora a Rafa Nadal a solo tres peldaños de convertirse en el mejor tenista de la historia y sumar su Grand Slam número 21. En el primero le espera un viejo conocido, el argentino Diego Schwartzman, número diez del mundo y ansioso por jugar contra su amigo: "Jugar contra él es siempre un buen momento para saber cómo de bien estás jugando, quiero estar allí". Hará bien Nadal en no fiarse de su rival, que ya le ganó en tierra el año pasado: "Es un rival difícil, está jugando bien, pero cuando llegas a estas alturas de la competición no puedes pensar en tener rivales fáciles", dijo el español.

Y si gana ese partido, en el horizonte de las semifinales surge la figura de Novak Djokovic, aquel que también ayer frustró los húmedos sueños italianos mientras persigue el suyo propio, el mismo de Nadal, la gloria.

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Sigue en directo el Nadal vs Sinner de octavos de final de Roland Garros
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