El arranque del fin de semana largo del GP de Mónaco (como siempre aquí arranca el jueves y no el viernes) para Fernando Alonso empezó con susto. El piloto asturiano vio cómo la primera sesión de entrenamientos libres se interrumpía para él antes de tiempo, por un pequeño toque que se dio mediada la tanda contra el muro.

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Los límites de la pista en el Principado los ponen los muros, a excepción de la curva de Santa Devota y la chicane después del túnel. Por eso, cualquier pasada de frenada cuesta muy cara. Es lo que le ocurrió a Alonso.

El español, que no rodaba aquí desde 2018, entró demasiado optimista en la última curva del sinuoso trazado monegasco, y aunque lo intentó evitar se dio contra el guardarraíl lateral de la variante de Anthony Noghes. El alerón delantero del Alpine se descolgó y, dado que ya había pasado la entrada a boxes, tuvo que dar una vuelta entera con el coche en estas condiciones.

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Alonso estaba probando con los neumáticos duros, de nuevo con un programa distinto al de su compañero. El asturiano aún tiene que entender el comportamiento de los Pirelli, que está siendo su gran talón de Aquiles en el regreso a la Fórmula 1, y eso provoca que cometa algunos errores impropios.

Después de sustituirle el morro, salió sin mayores dificultades a pista y pudo completar la sesión pese al susto (aunque también probó la escapatoria de Santa Devota).

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No fue el único con dificultades en este arranque del GP de Mónaco. Charles Leclerc, piloto local, no pudo rodar mucho por un problema en la caja de cambios de su Ferrari. Mientras, Carlos Sainz peleó por los mejores cronos con los Mercedes y los Red Bull... aunque también se tocó contra el muro, sin mayores consecuencias que un susto y un aviso por radio.

Por la tarde mejoraron notablemente las sensaciones de la Scuderia, ya que el monegasco y el madrileño acabaron dominando la tabla de tiempos y hacen soñar a los tifosi con un fin de semana soñado en el Principado.