El relato de Romain Grosjean sobre su accidente en Bahréin: "Pensé: 'Estoy en paz, voy a morir'"

Grosjean, saliendo del coche ardiendo tras su accidente.
Grosjean, saliendo del coche ardiendo tras su accidente.
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Grosjean, saliendo del coche ardiendo tras su accidente.
Romain Grosjean sufrió un brutal accidente en las primeras vueltas del GP de Bahréin, en el que su coche salió ardiendo y acabó empotrado en el guardarraíl.

Romain Grosjean llegó a rendirse por unos instantes durante esos interminables 28 segundos ("para mi fueron como 30 minutos", admite) que pasó entre las llamas de su Haas accidentado en Bahréin. Él mismo lo ha contado en una rueda de prensa a los medios: se planteó dejarse morir porque se veía sin salvación.

Él mismo cuenta lo que recuerda, que empieza justo cuando impactó contra las protecciones. "Cuando el coche se paró, abrí los ojos. Me desabroché el cinturón de seguridad de inmediato, pero no recuerdo qué hice con el volante. Me dijeron que el volante se había caído entre las piernas, ya que la columna de dirección se rompió y se vino abajo", comienza su intenso relato.

"Salté y sentí que algo me tocaba la cabeza (el halo), así que me volví a sentar en el coche y mi primer pensamiento fue: 'Voy a esperar, estoy boca abajo contra la pared, así que voy a esperar a que venga alguien y me ayude'. No estaba nervioso, porque obviamente no me di cuenta en ese momento de que había un incendio", admite. En ese momento, empezaron los momentos de tensión.

"Miré a derecha e izquierda, y vi fuego a un lado. Me dije: 'OK, no tengo tiempo para esperar'. Intenté salir un poco más a la derecha, pero no funcionó. Volví a ir a la izquierda, y tampoco. Me volví a sentar y luego pensé en Niki Lauda, en su accidente (de 1976), y me dije que no podía terminar así, que no podía ser mi última carrera. De ninguna manera", relata. Entró en su mente lo que más teme un padre: no volver a ver a sus hijos.

"Me vi atascado. Retrocedí y llegó un muy agradable en el que mi cuerpo comenzó a relajarse. 'Estoy en paz conmigo mismo y voy a morir', le vino a la cabeza. Me pregunté: “¿Me va a quemar el zapato, el pie o la mano? ¿Va a ser doloroso? ¿Dónde va a empezar?". Para mí, eso parecen dos, tres, cuatro segundos. Supongo que fueron milisegundos en ese momento. Y luego pensé en mis hijos y me dije: 'No, no pueden perder a su papá hoy'", se armó de valor y sacó fuerzas de flaqueza.

"Pensé en mis hijos y me dije: 'No, no pueden perder a su papá hoy'"

El momento en el que salió del coche

"Decidí girar mi casco hacia la izquierda, subir así y luego tratar de girar mi hombro. Eso funcionó, pero luego me di cuenta de que mi pie estaba atascado. Me volví a sentar, tiré lo más fuerte que pude de la pierna izquierda y se me salió del zapato. Repetí el movimiento y los hombros pasaron. En ese momento supe que iba a salir", aseguró Grosjean. Para entonces ya sufría lesiones que ni notaba por la adrenalina del momento.

"En ese momento yo ya tenía ambas manos en el fuego. Mis guantes son rojos normalmente, pero veo que que el izquierdo está cambiando de color, que comienza a derretirse y se vuelve completamente negro. Siento dolor, pero también siento el alivio de estar fuera del coche. Luego salté sobre la barrera y siento que Ian (Roberts, doctor de la FIA) me coge el mono, así que sé que ya no estoy solo y que hay alguien conmigo. Luego aterrizo y me tocan la espalda, y me digo: "¡Oh, mierda, soy como una bola de fuego corriendo!"", relata.

A partir de ese momento llegó el dolor, muy intenso. "Quiero quitarme los dos guantes para que la piel no se quedara pegada y el doctor me pide que le hable. Mientras, veo a los comisarios gritando que están las baterías en llamas y pidiendo un extintor (...) Entramos en el coche médico y nos sentamos. Me pusieron una compresa fría en las manos porque les dije que me estaban quemando las manos y me dolía mucho el pie izquierdo, que parecía roto", asegura.

A partir de aquí, ya el relato va calmándose, con un Grosjean sonriente que admite que para él lo que parecían minutos debieron ser milisegundos. La labor de los médicos le salvaron la vida a un Grosjean que resumía ese medio minuto de una manera tan intensa que parecía una hora.

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