Uno de los grandes problemas que conlleva que Daniel Ricciardo regrese al podio es su manera de celebrarlo: el 'shoey'. Esta extraña tradición australiana consiste en beber champán del calzado recién quitado, algo absolutamente antihigiénico ya que después de estar pilotando un Fórmula 1 ahí hay todo tipo de bacterias.

Hamilton confirma en Imola el séptimo Mundial para Mercedes y ya hace cuentas para el suyo

En la cita de Nürburgring, hace dos carreras, los aficionados no tuvieron que 'sufrir' al ver la imagen de Ricciardo quitándose la bota para pegarle un trago al champán del podio, porque se le olvidó. Hacía tanto que no lograba un podio que ni siquiera se le pasó por la cabeza. Sin embargo, en Imola, sí lo ha hecho.

El australiano acabó tercero tras Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, y según les dieron los trofeos y el champán, no lo dudó: se quitó su bota, le echó un buen chorro de champán y se lo echó para dentro. No contento con esto, invitó a Hamilton a otro trago, pero no de la bota del británico (que sigue siendo absolutamente antihigiénico, pero es personal al fin y al cabo), sino de la suya propia.

El hexacampeón, que ya tiene a tiro su séptimo Mundial, no lo dudó y aceptó la invitación para pegarle un buen trago.

Si en un contexto normal esto ya puede considerarse una porquería, en pleno control extremo de las medidas de higiene por una pandemia, este tipo de celebraciones ponen muy en entredicho su idoneidad.