Zidane, el gestor del éxito que volvió al Real Madrid para resucitarlo

Zidane, en el banquillo del Real Madrid.
Zidane, en el banquillo del Real Madrid.
EFE
Zidane, en el banquillo del Real Madrid.

Zinedine Zidane se ha convertido en el emblema del Real Madrid ganador de los últimos años. Eso sí, a la hora de repasar los títulos que ha logrado -con tres Champions consecutivas- conviene recordar la importancia de esta última Liga, porque ya lo había ganado todo cuando dejó el club en 2018 y aceptó volver tras los fracasos de Lopetegui y Solari cuando el Madrid se encontraba en una situación caótica.

Pese al aura que acompaña siempre a Zidane las dudas sobrevolaban el cielo del Valdebebas al comienzo de su segunda etapa, ya que había problemas dentro del campo y conflictos en el vestuario. Además, aunque logró mantener invicto al equipo nueve jornadas, los resultados no le acompañaron y se fue dejando tantos puntos que sus registros en el final de la temporada 2019 fueron peores que los de Solari y de los peores del Madrid en la última década.

Las dudas persiguieron a Zidane, ya que las malas sensaciones del curso 2018-19 y las patatas calientes que heredó prolongaron la incertidumbre hasta la pretemporada. Le tocó lidiar con la situación de Gareth Bale, que estuvo más fuera que dentro por algunos momentos, o la posible salida de James que estuvo en boca de todos. Incluso se puso en duda la titularidad de Modric y Kroos en la sala de máquinas. Y a todo esto se sumó una dolorosa goleada veraniega frente al Atlético de Madrid en su primer cara a cara.

La temporada ha sido más larga de lo esperado por el parón obligado por la pandemia del coronavirus, pero también se ha hecho especialmente larga para algunos aficionados merengues que veían que el equipo no carburaba y que miraban con desconfianza hacia el banquillo. Batacazos como el de Mallorca le restaron crédito al técnico pero, pese a todo, se ha mantenido firme en su discurso de pedir paciencia y restar importancia a los comentarios externos.

Continuó tratando en privado los temas internos, con su carácter conciliador de siempre, buscando soluciones de la forma más silenciosa posible y devolviendo la armonía a un grupo repleto de talento pero también de egos difíciles de manejar. 

De hecho, la gestión es el aspecto en el que Zidane ha destacado por encima de cualquier otro, ya que la temporada ha estado repleta de altibajos en cuanto a juego y resultados y nunca ha perdido su talante, algo que le ha hecho ganarse el respeto de sus pupilos.

Las cosas no terminaban de salir pero al menos tampoco llegaban al descalabro. El propio técnico llegó a bromear por aquello de 'la flor de Zidane', pero lo cierto es que LaLiga se suspendió cuando peor estaba su equipo, que se alejaba del líder Barça casi a cada jornada que pasaba, y el parón le ha sentado divinamente, ya que ha hecho un pleno de triunfos que le ha servido para adelantar por la derecha al Barça y conquistar el título.

Después de haber logrado lo imposible en su primera etapa, o al menos lo que nunca se había hecho antes, Zidane ha vuelto a salir airoso. El tiempo ha dado la razón a quienes confiaban en su capacidad para resucitar un equipo que perdió su esencia tras su salida y ha dejado en evidencia a quienes no creían en la 'Felizidane'.

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