Dicen que los grandes jugadores aparecen en los momentos decisivos para su equipo. Por más que pueda sonar a tópico, fue lo que sucedió en la Super Bowl, la gran final de la NFL. Patrick Mahomes, quarterback de los Chiefs, se erigió como MVP al liderar la remontada de su equipo ante San Francisco 49ers. 

En los minutos finales del encuentro, y con Kansas City perdiendo de 10 puntos, Mahomes se inventó un pase milimétrico que cambió la historia de la final de la Super Bowl. El estadounidense, llamado a ser quien recoja el testigo de la leyenda Tom Brady, dibujó un pase milimétrico de 44 yardas que fue a parar a manos de Tyreek Hill y que terminó por hundir a los Niners con que dos touchdowns seguidos en manos de Kelce y Williams. 

Mahomes no solamente apareció en el momento preciso, sino que durante el resto del partido dejó destellos de la calidad que atesora y confirmó, con el primer título de los Chiefs 50 años después, que está llamado a ser la nueva estrella de este deporte durante los próximos años.